La recuperación económica de la que presumen algunos representantes políticos no llega a los trabajadores ni a los parados gallegos, que han visto en los últimos años cómo empeora su situación económica como consecuencia de la "precarización del mercado laboral" y la insuficiente creación de empleo en la comunidad. El informe Mercado de traballo 2015 -presentado ayer por el sindicato CIG y elaborado con datos del Ministerio de Empleo, la Agencia Tributaria y el Instituto Nacional de Estadística- revela que solo el 49,1% de los parados gallegos cobró en 2015 algún tipo de prestación por su condición de desempleados. De una media de 233.449 personas sin trabajo registradas en Galicia en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) durante el año pasado, cobraron alguna ayuda -prestación contributiva, subsidio, renta activa de inserción o las pagas del programa de activación de empleo- una media de 114.568, con lo que el 50,9% de esos parados carece de cualquier tipo de prestación.

Es, además, la primera vez desde el inicio de la crisis en que la tasa de cobertura -los desempleados que perciben alguna ayuda económica- cae por debajo del 50%, frente al máximo del 66% registrado en 2010. Uno de los motivos de este descenso es el gran incremento del paro de muy larga duración. El 43% de los gallegos que carecen de trabajo lleva más de dos años sin lograrlo, un grupo de desempleados que en 2010 suponía apenas el 17,6% del total, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA).

La prestación contributiva por desempleo puede percibirse un máximo de dos años -para ello es necesario tener cotizados un mínimo de seis años de forma ininterrumpida, requisito que muchos no cumplen- y después entran en escena los subsidios o ayudas. Los contratos de poca duración provocan además que muchos de los nuevos parados -los que llevan menos de seis meses sin trabajo- tampoco tengan derecho a prestación contributiva.

De hecho, el sindicato CIG denuncia que las contrataciones registradas en Galicia son cada vez de menos duración, con más del 41% inferiores a un mes. Mientras, en cuanto a la jornada laboral, la central sindical denuncia que Galicia cuenta con 106.200 empleados menos a jornada completa que en 2010 y 18.900 más a tiempo parcial. De hecho, las jornadas a tiempo parcial pasaron de representar el 11,5% del total en la comunidad a superar el 14%. "El incremento de la jornada parcial se debe en el 68% de los casos a la imposibilidad de encontrar un empleo a jornada completa. En 2010, alegaban este motivo el 49%", explica el informe de la CIG.

Fruto de la elevada temporalidad y parcialidad de los contratos, cada vez son más los asalariados gallegos con remuneraciones inferiores al salario mínimo interprofesional (SMI). De hecho, el único grupo de profesionales que aumenta es el de aquellos que cobran menos de la mitad del SMI. Si a cierre de 2014 -último dato disponible de la Agencia Tributaria- había 177.314 asalariados con una retribución inferior a la mitad del sueldo mínimo (el 18% del total), en 2009 eran 158.709 (el 14,5%), 18.600 más en solo un lustro. Pero otros 123.402 profesionales cobran en Galicia menos que el SMI, con lo que más de 300.000 (el 31% de los 968.376 asalariados registrados) no llegan al salario mínimo.

Situación de pobreza

Esta situación lleva a la CIG a sostener que en esta crisis resurgió "una figura que teníamos olvidada", el "pobre laboral", un ciudadano que es pobre pese a tener trabajo. "Quizás nos tenemos que retrotraer a la dictadura para rescatar esta figura. Desde finales de los setenta tener un trabajo, en la mayoría de los casos, permitía salir de la pobreza, que se localizaba en los grupos sin empleo. Con la crisis, para los nuevos trabajadores (los que accedieron al mercado laboral en los últimos años) es más fácil seguir siendo pobre pese a tener un trabajo", señala el informe de la CIG, presentado por su secretario confederal de Emprego, Miguel Malvido, y la responsable del Gabinete Técnico Confederal, Natividade López. "También los trabajadores que mantuvieron su puesto de trabajo vieron mermados sus ingresos", añade el estudio, por lo que el sindicato alerta de que cada vez son más los asalariados gallegos que están "instalados en la pobreza o bien al límite".