EFPA España, con más de 12.500 miembros certificados (superior a 650 en Galicia), acaba de lanzar una publicidad a nivel nacional preguntando a los ahorradores si su asesor financiero está certificado. Pregunta muy pertinente en el actual escenario de cambio en un sector donde la mayoría de los profesionales damos por hecho que, a partir del momento en que entre en vigor la MIFID II (Directiva Europea sobre los mercados y productos financieros, que regula, entre otras materias, la protección de los ahorradores), para hablar con un cliente sobre productos financieros será necesario estar en posesión de una certificación profesional.

Actualmente la CNMV está trabajando en la redacción de la norma, que seguramente se publicará este año pero que, por aspectos técnicos que afectan sobre todo a las entidades financieras, retrasará su puesta en marcha hasta enero 2018. Por este motivo, muchos profesionales del sector que trabajan en entidades financieras y compañías de seguros, tratan de adelantarse a esta exigencia legal para no quedarse fuera del mercado cuando entre en vigor.

Todavía no se sabe qué certificaciones profesionales se exigirán para estar dentro de la ley, aunque sí sabemos que existirán al menos dos tipos: un nivel básico de conocimientos y competencias para comercializar productos, lo que en un lenguaje coloquial podríamos llamar acciones de venta directa, donde simplemente se informa de la conveniencia o no del producto, y otro nivel de exigencia más elevado, para los profesionales que realicen el ejercicio de asesoramiento financiero, donde la responsabilidad de la idoneidad de los productos financieros recomendados será de la entidad que asesora.

Los profesionales que nos dedicamos al asesoramiento o a la planificación financiera personal, sabemos que la certificación EFA y la certificación EFP, representan una garantía de calidad para los clientes por dos motivos. Uno, porque se centran en los conocimientos y prácticas profesionales adecuadas para asesorar en inversiones a particulares (EFA), o planificar globalmente sus patrimonios (EFP), y porque además exige recertificarse cada dos años. Es importante recordar que es una garantía para los clientes, el hecho de que los miembros de EFPA estamos comprometidos con un código ético, que representa los principios y valores que nos obligamos a seguir, y que es referencia en el mercado y las universidades.

EFA?(European Financial Advisor) o Asesor Financiero Europeo: Certifica la idoneidad profesional para ejercer tareas de consejo, gestión y asesoría financiera a particulares en banca personal o privada, servicios financieros orientados al cliente individual y cualquier función profesional bancaria, de seguros o independiente, que implique la oferta de un servicio integrado de asesoría patrimonial y financiera.

EFP? (European Financial Planner) o Planificador Financiero Europeo: Certifica la idoneidad profesional para ejercer tareas de planificación financiera personal integral de alto nivel de complejidad y volumen, en banca privada, family offices y, en general, en servicios de consultoría para patrimonios elevados.

A nivel europeo, y también en España, estas dos certificaciones gozan del reconocimiento del mercado y en particular de la ESMA (Autoridad Europea de Mercados y Productos Financieros) y de la CNMV. Sirva como ejemplo la inclusión del presidente de EFPA Europa dentro del comité asesor de la ESMA para desarrollar la MIFID II. Por eso estamos convencidos que nuestras certificaciones serán reconocidas como idóneas para cumplir las nuevas exigencias de cualificación profesional.

Con el objetivo de ayudar a los profesionales del sector que quieren adelantarse a las nuevas exigencias legales de cualificación profesional, desde la delegación de EFPA en Galicia colaboraremos de forma activa con IFFE Business School, divulgando los cursos preparatorios EFA y EFP y aportando profesionales asociados con experiencia docente.

Bienvenida MIFID II. Esperemos que con esta nueva regulación se mejoren aspectos que afectan al funcionamiento de los mercados financieros, a la transparencia y a la calidad del servicio a los clientes. A mis compañeros de profesión lo que les digo es que la certificación EFA es garantía de mínimo. Seguro que, con esta certificación, cumpliremos los requisitos de MIFID II para ejercer como asesores financieros. No obstante, para llegar a la excelencia profesional, creo que hemos de buscarla en la autoformación continua, en el respeto a nuestro código ético y en ayudar a nuestros clientes a través de la educación financiera, a que cumplan las estrategias que les hemos recomendado para llegar a sus objetivos. Sólo así les ayudaremos a mejorar su calidad de vida, y como premio, seguro que obtendremos el reconocimiento de nuestra profesión, como ocurre en otros países de nuestro entorno.