Aunque 2015 cerró con un incremento de más de medio millón de nuevos cotizantes, el Gobierno tuvo que echar mano dos veces de la llamada hucha de las pensiones. Sacó 13.250 millones de euros para abonar las dos pagas extraordinarias de las 9.360.799 personas con derecho a pensión en España, de las que 753.797 están en Galicia. Por circunstancias así es por las que algunos expertos -con ideas más o menos peregrinas- han sugerido algunas iniciativas como la supresión de las dos pagas extra. Es la propuesta que lanzó esta semana el economista Santiago Niño-Becerra, que sostuvo una realidad no subjetiva: en 2018, a este ritmo, el fondo de reserva de las pensiones se habrá terminado. A día de hoy hay 32.485 millones, la mitad de los más de 66.800 millones que dejó José Luis Rodríguez Zapatero al abandonar La Moncloa.

Al contrario que el resto de países del entorno, España paga las pensiones con cargo solo a los Presupuestos Generales del Estado (PGE), de modo que los cotizantes de hoy no trabajan para sus pensiones del futuro, sino para poder abonar las pagas de los que ya dejaron de trabajar. Esta realidad hace que afloren otras propuestas como la de establecer un tope a las pagas o la creación de un impuesto para alimentar esa famosa hucha.

En los programas electorales de los principales partidos no hay mucha concreción. El PP propone un menor gravamen de los planes de pensiones (privados) y se compromete a afrontar "los retos sociodemográficos", sin mucho más detalle. La estrategia del PSOE pasa por elevar el número de afiliados, mientras que Ciudadanos plantea un sistema que permita al trabajador retirarse cuando considere oportuno. Podemos, por último, también sugiere sufragar parte de las pensiones con un nuevo impuesto y que éste abone las pagas de viudedad, orfandad y a favor de familiares.