"Los laboratorios somos la parte más odiada de Inditex porque dependen del departamento de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), que tiene derecho de veto, y si no se hacen los controles no se envía ninguna prenda a las tiendas. Tiene más poder que el departamento comercial". Así explicaba esta semana uno de los responsables del grupo textil en materia de seguridad y salud la importancia "vital" que tiene esta sección en la toma de decisiones de la compañía. La firma fundada por Amancio Ortega tiene acuerdos con 28 laboratorios de todo el mundo que se encargan de hacer pruebas a todos los productos y asegurarse de que ninguno de ellos llega a las tiendas con sustancias prohibidas o por encima de los niveles permitidos. El patrón de análisis diseñado por la textil de Arteixo recoge las legislaciones más exigentes del mundo -para que las prendas puedan comercializarse en todos los mercados- y afecta a un total de 250 sustancias, pertenecientes a 19 familias. Un modelo que ha logrado que menos del 1% de las prendas analizadas contenga parámetros inaceptables.

Estos laboratorios son independientes de Inditex pero están sometidos continuamente a su supervisión para asegurarse de que hacen correctamente su trabajo. Los responsables de seguridad y salud de la compañía presidida por Pablo Isla realizan tres o cuatro controles al año a los laboratorios para certificar que cumplen los estándares marcados. Para ello, incluso envían prendas que saben que darán parámetros inadecuados para comprobar que la forma de trabajo es la adecuada y que se detecta cualquier irregularidad.

Estos laboratorios también se encargan de corroborar que los productos están fabricados con los materiales que ponen las etiquetas, la resistencia de los tejidos y de los colores de las prendas al contacto con sustancias como el sudor, el agua o la saliva e incluso al desgaste.

En este último caso se trata de parámetros de calidad, en los que Inditex toma como referencia los estándares de China, "el único país del mundo con una regulación sobre la calidad de los productos".

Pero un gigante como el de Arteixo recibe prendas de todo el mundo (algunas pasan por hasta cinco países distintos en el proceso de fabricación), de más de 1.600 proveedores y 5.000 instalaciones, para lo que realiza numerosas auditorías con el fin de velar porque todas sus normas de RSC se cumplen.