Decenas de contribuyentes gallegos habrán recibido en algún momento de esta crisis una notificación de la Agencia Tributaria en la que se le informa de que los pagos que tienen pendientes con alguna empresa o profesional quedan embargados. Así empieza el llamado embargo de créditos, un procedimiento que Hacienda usa profusamente contra los deudores tributarios y en el que, además de ellos, quedan concernidos y sujetos a una disciplina singular los clientes del moroso, sean particulares o sociedades.

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