La búsqueda de comprador para las fábricas que Alcoa tiene en A Coruña, San Cibrao y Avilés y que dan trabajo a más de 2.000 empleados arrancó cuando la plantilla de la multinacional en toda Europa tendría que respirar tranquila tras dos años de incertidumbre. La multinacional aseguró en el último pleno de su Eurofórum -un órgano en el que está representada toda la plantilla de Europa y la empresa- celebrado el 16 de febrero que daba por finalizado su proceso de revisión de activos iniciado en 2014 para reducir su capacidad de producción en 750.000 toneladas de aluminio, despedir a 13.500 trabajadores y reducir los costes de producción en 450 millones de dólares al año.

El presidente del comité de empresa de Alcoa en A Coruña, Juan Carlos López Corbacho -uno de los cuatro representantes sindicales que la plantilla española tiene en ese órgano- aseguró en declaraciones a este diario que los portavoces de la aluminera explicaron en aquella reunión que la revisión de activos estaba finiquitada y que sólo si el mercado del aluminio empeoraba considerablemente volverían a plantearse el cierre o desinversión en fábricas del grupo. Pero el mercado de hecho ha mejorado ligeramente. Precisamente por esta afirmación y porque los pasados 11 y 12 se reunió una representación de ese pleno en el que Alcoa tampoco anunció su pretensión de poner las fábricas que le quedan en España a la venta, los cuatro representantes de la plantilla española en ese comité (dos de A Coruña y dos de San Cibrao) estudian medidas legales contra la multinacional.

"Lo que no es razonable es que esté en la prensa y no se nos informe cuando tienen la obligación legal de comunicarle al comité europeo este tipo de decisiones. Nos mintieron y nos ocultaron información, incumplieron las normas, así que estamos evaluando las posibles medidas y si podemos, iremos contra Alcoa", explica López Corbacho.

El presidente del comité de empresa de la planta de San Cibrao, Xosé Paleo, reconoció ayer no querer pensar que detrás de todo este proceso de búsqueda de compradores "esté la posible presión que se pueda hacer para conseguir una tarifa eléctrica" conveniente, aunque sí es cierto que "coincide" en fechas todos los años con estas negociaciones.

El presidente de Alcoa España visitó ayer por otra parte la factoría de A Coruña para responder a la demanda de los trabajadores, que como hicieran el lunes los de San Cibrao, exigieron información y transparencia sobre el futuro de las plantas gallegas y asturiana. La respuesta de Rubén Bartolomé fue sin embargo la misma que dio a los empleados lucenses; que el proceso pretende definir el futuro de los centros de trabajo españoles y que no hay ninguna decisión tomada sobre si serán vendidas, si se buscará una alianza con un inversor o si se mantendrán en manos de Alcoa. Aunque el comité quiso saber si la multinacional se plantea también el cierre de las fábricas, Bartolomé no dio más datos de los ya conocidos. "Si están abiertas todas las posibilidades, desde nuestro punto de vista, también puede estarlo el cierre, pero la empresa no es clara ni para eso. Lo que nos preocupa es la solvencia de los proyectos que se están barajando porque tememos que la venta sea una puerta al cierre", añade Corbacho. Bartolomé viajará hoy a Avilés.