La venta de morosidad se ha convertido en una de las fórmulas más extendidas en la banca española para suturar la cicatriz de la crisis. ¿Cómo? Tanto los créditos que no están al día como los inmuebles acumulados en las entidades por la incapacidad del cliente para afrontar la hipoteca consumen dinero. Porque la normativa bancaria exige cubrir esos impagos con el colchón de las provisiones, que son más a medida que pasa el tiempo y el préstamo sigue sumando recibos pendientes. Los bancos optaron por quitarse ese lastre de encima con el traspaso de los derechos de cobro a firmas especializadas en deuda. Menos ratio de fallidos, menos capital necesario para cubrirlos y a veces un ingreso extra. Como le acaba de ocurrir a Abanca, que cierra su primera operación de desinversión en este tipo de activos. Un paquete con 1.383 millones de euros en créditos impagados a la filial española del grupo internacional EOS, con sede en A Coruña. La primera entidad gallega asegura que con la venta obtiene un beneficio de 57,4 millones de euros

El acuerdo nace a partir de un concurso abierto por la propia Abanca para buscar el mejor postor por la cartera de préstamos. En este caso, ninguno tiene viviendas como aval, lo que le convierte, según subraya la entidad, "en una de las operaciones más importantes de venta de cartera de deuda sin garantía hipotecaria de los últimos años". Son, básicamente, préstamos de consumo, como detallan fuentes de la entidad. El precio de la operación asciende a 57,4 millones, según un Hecho Relevante enviado por la entidad a la CNMV, que Abanca se ingresa como plusvalía. La diferencia estaría en los costes de la operación.

La deuda estaba "totalmente provisionada", con lo que no tendrá ningún impacto en la tasa de morosidad -que cerró 2015 en 2.695 millones, un 8,6%-, pero sí "un efecto positivo sobre el coeficiente de solvencia, que ya es uno de los más elevados del sector financiero y que permite a la entidad gallega seguir consolidando su balance". La ratio de solvencia llegó en marzo al 14,8% y la cobertura de morosos es del 60,8%. El proceso competitivo, en el que KPMG actuó como asesor, "suscitó gran interés entre los principales fondos de inversión y entidades especializadas de compraventa de carteras de crédito". Alrededor de una veintena de compañías de recobro se interesaron. El equipo liderado por Francisco Botas nunca quiso dar demasiados detalles sobre si planeaba seguir la tendencia del sector y lanzar una desinversión así, pero lo cierto es que el vicepresidente y máximo accionista, Juan Carlos Escotet, sí señaló desde el mismo momento en el que Banesco ganó la subasta del FROB con la antigua NCG que su intención era "maximizar" el valor de los paquetes y no desprenderse de ellos a la ligera. La adquisición de la nacionalizada por 1.003 millones incluía el pago de 90 millones por un paquete de fallidos que rondaba los 3.000 millones.

"Con esta venta, Abanca continúa su plan de generar valor en el proceso de desinversión de activos no estratégicos -destacaba ayer en un comunicado-. La entidad está estudiando operaciones similares en otros segmentos con el mismo objetivo para centrarse en el core de su negocio que es la "gestión de activos estratégicos y la dinamización de la economía a través de la financiación a empresas y familias". Esas posibles nuevas inversiones serían, según detalla el banco, hipotecas. La recuperación en lo que queda de crédito al consumo se abordará desde dentro.