Los directivos de Caja Madrid procesados por el uso de las tarjetas black afinan su estrategia de cara al juicio que les sentará en el banquillo de la Audiencia Nacional el próximo septiembre y en el que tratarán de demostrar la transparencia de lo que consideran parte de su retribución salarial. De esta forma se preparan para desmontar el informe emitido en 2014 por la nueva auditoría interna de Bankia, que detectó las supuestas irregularidades y que consideró que las tarjetas estaban emitidas fuera del circuito ordinario.