La interrumpibilidad es lo que técnicamente se denomina un sistema de gestión de la demanda que Red Eléctrica de España, el operador del sistema -que se encarga que la oferta eléctrica y la demanda casen exactamente en cada momento-, utiliza en caso de emergencia para evitar un apagón. Ocurrió hace escasas semanas en Asturias, cuando una avería obligó a Alcoa, Arcelor Mittal y Asturiana de Zinc a interrumpir su consumo eléctrico durante dos horas. Hacía diez años que España no necesitaba recurrir a este sistema por una emergencia, pero como ayer defendía Juan Carlos López Corbacho, presidente del comité de Alcoa A Coruña, es como tener a los bomberos, cuando no todos los días hay incendios.

La regulación de este instrumento, muy criticado entre algunos sectores por considerarlo ayudas de Estado, es vital en este momento para Alcoa, que estudia distintas posibilidades para sus plantas, desde la venta o una alianza con un socio o el cierre en función de los precios que se fijen en la puja. De ello depende el futuro de más de 1.300 trabajadores en Galicia y de la comarca lucense de A Mariña, que tiene en San Cibrao su pulmón económico. Representa un 30% del PIB de la provincia de Lugo.

Los trabajadores de A Coruña y San Cibrao, que el jueves reclamaron la implicación del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, explicaron el que la subasta tal y como está concebida margina a Alcoa, que consume 15.000 kilowatios por hora para producir una tonelada de aluminio -y no 1.500 como por error publicó este diario ayer- mientras que la industria del acero gasta 500 y 3.000 la del Zinc. La electricidad supone un 45% de sus costes de producción, lo que le impide competir en igualdad de condiciones con otras industrias metalúrgicas.