El Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó ayer del 1,6% al 1,4% sus previsiones de crecimiento económico en 2017 para la zona euro como consecuencia del "efecto negativo" del referéndum que aprobó la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), el Brexit. Este nuevo cálculo revisa a la baja en dos décimas el pronosticado en abril y advirtió que si la actual "aversión al riesgo se prolonga (...) el impacto en el crecimiento podría ser mayor" sobre la economía de la zona euro.

Para 2018, se prevé que el crecimiento sea de 1,6% por debajo del 1,7% anticipado tres meses atrás. En su informe íntegro de revisión de la economía de la moneda única, el Fondo subraya que "el crecimiento esperado del producto interior bruto (PIB) de la zona euro se espera que se desacelere del 1,6% de este año al 1,4% en 2017, principalmente debido a impacto negativo del resultado del referéndum en el Reino Unido". El organismo, dirigido por Christine Lagarde, que ya había advertido antes de los efectos negativos de una eventual salida del Reino Unido del bloque europeo, justifica esta rebaja por "una probable mayor debilidad de la confianza de los inversores debido a una más elevada incertidumbre, mayor volatilidad financiera y una menor demanda de importaciones británicas".

"Se trata de un análisis preliminar, en este momento es muy difícil decir cuánto va a durar este periodo", afirmó ayer Mahmood Pradhan, director adjunto del Departamento Europeo del FMI en una conferencia telefónica con periodistas.

"La incertidumbre persistirá mientras no se aclare cuál será el status de la nueva relación entre el Reino Unido y la UE", agregó Pradham. Durante los últimos días, el organismo internacional ha insistido en la necesidad de "una transición suave y predecible", en palabras de Lagarde, pero aún se desconocen los detalles del proceso de salida británica de la UE.

Antes de la votación, el Fondo había recalcado que la opción del "Brexit" provocaría un repunte de la inflación, un frenazo del crecimiento y una depreciación de la libra. Desde el 23 de junio, fecha del referéndum, la libra esterlina ha caído en torno a un 10% respecto al dólar y se encuentra en mínimos en más de tres décadas respecto a la divisa estadounidense.