La Audiencia Nacional dio ayer carpetazo al caso Afinsa, diez años después de su intervención judicial, con la condena a doce años y diez meses de prisión de su antiguo presidente, Juan Antonio Cano, al considerarlo autor material de la estafa piramidal que dejó atrapados los ahorros de 190.022 españoles, unos 18.000 en Galicia, que habían invertido su dinero en sellos de la filatelia. La sentencia impone también diferentes penas de cárcel y multas a otros diez acusados, entre ellos antiguos consejeros y trabajadores de la empresa.

Las sanciones económicas, que ascienden a 2.574 millones, servirán para que los inversores recuperen parte del dinero que habían invertido. Aunque, se espera que buena parte de los condenados se declaren insolventes. Algunos representantes de los afectados aseguraron ayer sentirse "satisfechos" por el hecho de que la Justicia haya reconocido, diez años después, que se trató de una estafa piramidal, aunque tienen muy pocas esperanzas de recuperar su dinero.

Lo que no les hace tanta gracia a los afectados es que el Estado "vaya a irse de rositas". A su juicio, los diferentes Gobiernos que ejercieron durante el tiempo en que la compañía estuvo operativa (entre 1980 y 2006) fueron demasiado laxos en sus controles a Afinsa.

La empresa está, desde hace años, en concurso de acreedores y en fase de liquidación. La venta de sus activos está sirviendo para que los afectados recuperen una pequeña parte de lo invertido. El problema es que los inmuebles y los sellos que tenía Afinsa han ido perdiendo valor a medida que el proceso judicial se alargaba y la crisis iba haciendo mella. Según algunos expertos, los afectados sólo han recuperado un 10% de lo que habían invertido y estiman que, como mucho, una vez cerrado el proceso, habrá recibido otro porcentaje similar.

La Audiencia Nacional tacha de "ficticio" el negocio de la compañía, asegura que carecía de valor económico y se basaba en la sobrevaloración de los sellos. El fallo estima que los clientes, "poco informados y crédulos", invertían en la medida que se les prometía la devolución de su dinero, a un interés muy superior al que daba la banca.