El plan de viabilidad que la vieja Pescanova elaboró en 2014 estimaba un Ebitda (resultado bruto, antes de amortizaciones o intereses) de 68 millones para 2015, pero el resultado final fue de apenas 34. En su respuesta a la CNMV, la sociedad anónima asegura que la diferencia entre su estimación y el Ebitda final obedece a los "efectos climáticos" sobre el cultivo de langostino o la huelga que paralizó durante más de un mes la filial de Namibia. Sin estas incidencias el resultado bruto habría ascendido, dice, de 55 millones. Y, más aún, considera factible alcanzar un Ebitda de hasta 73 millones este año, aunque suponga duplicar el del año pasado. Propone para ello elevar un 3% el precio del langostino, la especie estrella de la casa, que le aporta la mitad de la facturación (entre la variedad de cultivo y la salvaje).

Pese al auge de las empresas de la competencia -Tailandia está apostando fuerte por la acuicultura ecuatoriana e Iberconsa por el gambón argentino-, para la antigua matriz no sería contraproducente y elevaría el Ebitda en 11 millones. Y, en segundo lugar, elevar las ventas anuales a los 1.164 millones. Este extremo es factible: obligaría a elevar los ingresos un 7,4% y, hasta junio, crecían ya por encima del 6%.