El caso de los motores trucados de Volskwagen sigue coleando en Estados Unidos. El Departamento de Justicia norteamericano anunció que tiene pruebas criminales contra la alemana en el escándalo por el trucaje de los motores diésel y negocia con la empresa un acuerdo extrajudicial, para evitar un juicio. El pacto entre las autoridades estadounidenses y Volkswagen incluiría imputaciones y "multas significativas" aunque el Departamento de Justicia todavía no ha decidido los cargos específicos que presentará contra la empresa alemana, según desvela The New York Times.

El organismo de justicia americano podría decidir seguir la ruta adoptada en los casos contra Toyota, por el escándalo de las aceleraciones involuntarias, y General Motors, por el del fallo en el sistema de ignición. En estos dos casos, estas compañías automovilísticas aceptaron pagar cientos de millones de dólares en multas.

El Departamento de Justicia también podría optar por solicitar a la compañía que se declare culpable de las imputaciones que presente contra ella por la manipulación de unos 600.000 motores para ocultar sus emisiones reales de productos contaminantes. La automovilística ya ha llegado a un acuerdo con las autoridades medioambientales federales y del estado de California, así como con los propietarios de los vehículos afectados. Según este acuerdo, la germana pagará a todos los propietarios de vehículos miles de dólares como indemnización por ocultar las emisiones de sus vehículos, y reparará los coches.

Además, Volkswagen establecerá dos fondos medioambientales con 15.000 millones de dólares para reparar el daño causado por las emisiones de los vehículos trucados. Toyota pagó 1.200 millones de dólares en 2015 por la aceleración involuntaria, la mayor sanción nunca impuesta a un fabricante de automóviles. General Motors abonó 900 millones de dólares por el sistema de ignición.