Los mecanismos de optimización y elusión fiscal desarrollados por multinacionales mediante acuerdos a la medida pactados con algunos Gobiernos de la UE y las prácticas de competencia tributaria ventajista de determinados países de la Unión a costa de los socios recibieron ayer un varapalo.

La Comisión Europea impuso a la compañía informática estadounidense Apple la obligación de pagar 13.000 millones en impuestos de cuya tributación fue exonerada por Irlanda entre 2003 y 2014 a cambio de declarar en este país, con un régimen fiscal más laxo, los beneficios obtenidos por la empresa en otros países de la UE. La contundente decisión de Bruselas, que va a ser recurrida por Apple e Irlanda, y que se suma a otros precedentes (la UE ya declaró ilegales otros regímenes fiscales, como los de Starbucks en Holanda y Fiat en Luxemburgo) supone la exigencia paralela a Dublín para que cobre a la compañía los impuestos no satisfechos y abre a su vez la posibilidad de que los países en los que Apple generó los beneficios puedan reclamar la tributación que les corresponde.

Apple, que alegó que siempre cumple las leyes y paga los impuestos en los países donde opera, lanzó una advertencia: la decisión, dijo, "tendrá un profundo y perjudicial efecto en la inversión y la creación de empleo en Europa". A su vez, el ministro de Finanzas irlandés, Michael Noonan, defendió la legalidad de su régimen fiscal, anunció que recurrirá ante la justicia comunitaria y temió que su país deje de ser "un lugar atractivo y estable" para la inversión.

El Departamento del Tesoro de EEUU también protestó y dijo que la decisión socava el "espíritu de la asociación económica" con Europa. Esta declaración se produce cuando crecen las dudas sobre la negociación del acuerdo TTIP para liberalizar el comercio entre EEUU y la UE.

"Los Estados miembros no pueden conceder beneficios fiscales a empresas selectas, no importa si son europeas o extranjeras, pequeñas o grandes, partes de un grupo o no", replicó la comisaria europea de la Competencia, Margrethe Vestager. La UE no sanciona que Irlanda recaude con bonificaciones impuestos que deberían ingresar otros países sino su baja fiscalidad, juzgada como ayuda ilegal de Estado a empresas: Apple llegó a tributar sólo el 0,005%: 50 euros por cada millón de beneficios. Y esto a la vez que los demás países de la UE tuvieron que acudir al rescate de Irlanda en 2010.