La Inspección del Banco de España era consciente de la debilidad de Bankia antes de que debutase en Bolsa en julio de 2011, según los correos internos de trabajadores del supervisor difundidos por el diario El Mundo. El coordinador de la inspección de Bankia, José Antonio Casaus, informa en uno de ellos a su superior -el actual director general adjunto de Supervisión, Pedro Comín-, en abril de 2011, de que Bankia no podía ser rentable.

"La generación recurrente de resultados del grupo Bankia sigue muy débil, aspecto especialmente grave en un contexto de costes financieros crecientes", relata Casaus a Comín. En el correo interno, que remitía a todos los miembros del equipo inspector, este trabajador del Banco de España señala que Bankia ganaba entonces dinero, pero "no para tirar cohetes", porque la cifra a marzo de 2011, 190 millones registrados de beneficio, equivalía a operaciones extraordinarias, no al negocio ordinario de la entidad.

Pese a todo, el entonces gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, dio semanas después su visto bueno a la salida a Bolsa de Bankia.

Tras el debut bursátil, el Banco de España y Bankia sabían de "un agujero de 5.000 millones" sólo por la sobrevaloración en libros del banco y Casaus explota: "Cuenta de mierda y perdón por lo de cuenta", dice sobre la contabilidad de Bankia.