Entre la puerta principal de la nueva sede corporativa de Abanca en Madrid y la Casa de América hay un único paso. Literalmente. Casi parece cosa del destino. Que la principal entidad gallega vuelva a ponerse de largo en la siempre cotizada capital, referencia financiera del país, con un hijo de emigrantes que modeló un imperio financiero al otro lado del charco al frente . A él, a Juan Carlos Escotet, se le veía especialmente contento ayer durante el recorrido inaugural por el emblemático inmueble, ubicado en el Paseo de Recoletos, pleno corazón de la ciudad, porque "es un paso mucho más allá" que una simple apertura de puertas.

"Muestra nuestra estrategia, la de ser una entidad innovadora, digitalizada, donde están los mayores esfuerzos del sector -destacó el vicepresidente y principal accionista-, esencialmente rentable, sostenible y orientada al cliente". Y porque además Madrid es "una plaza fundamental" en esa hoja de ruta "para conquistar nuevas cuotas de mercado y completar lo que se está haciendo en el noroeste, que es nuestra zona principal". La sede, en la que Abanca invirtió 48 millones de euros entre su adquisición -unos 44 millones- y su puesta a punto con lo último en tecnología, ejemplifica el apetito de sus directivos por la expansión nacional.

El peso de Abanca ahora mismo en el negocio financiero español supera ligeramente el 2%. Es el noveno grupo bancario tras arañar diez décimas de cuota desde que se despidió de la nacionalización y entró el equipo de Banesco. "La escala ayuda -señala-, pero para nosotros es más importante cumplir la estrategia". Escotet evita concretar el objetivo de crecimiento, pensando sobre todo en cliente de banca online, e incide en su obsesión por "la rentabilidad y la eficiencia". "En los dos últimos ejercicios estuvimos entre los tres mejores bancos en ROE [el indicador que mide la rentabilidad en función de los recursos propios], que es la apuesta fundamental", apunta.

Los 156 trabajadores que Abanca tiene en Madrid -donde, entre otros departamentos, se tutela la actividad del grupo en mercados de capitales- cuentan con una tableta "para que cada persona elija el lugar donde necesita o considere adecuado trabajar en función de las necesidades del cliente", apunta su consejero delegado, Francisco Botas. La sede rompe "con las barreras" al usuario de Abanca, que despacha directamente con la plantilla. La sede es la suma de muchos espacios abiertos en las cinco plantas en las que se distribuye para así impulsar "una nueva forma de trabajar, más flexible, ágil y colaborativa". "Una banca -resume Botas- más empática". Servirá como banco de pruebas para la renovación que la entidad prepara para 2017 en sus sedes de A Coruña y Vigo. "Se habla mucho en el sector de digitalización y es hora de monetarizarlo", asegura Escotet. La entidad empieza a conseguirlo. El 93% de las interacciones con clientes -más de la mitad están ya en su banca virtual- son a través de canales no presenciales y los accesos a la aplicación alcanzan los 6 millones al mes.