El Instituto de la Empresa Familiar (IEF) celebra en A Coruña el XIX Congreso Nacional de la Empresa Familiar en el que grandes empresarios españoles analizarán la situación económica actual y los retos de futuro. El director general del IEF, Juan Corona, reivindica el papel de las firmas familiares en la economía: "Son la locomotora del crecimiento cuando todo va bien y las que aguantan el chaparrón si las cosas van mal".

-Es la segunda vez que el congreso se celebra en Galicia. En la presentación del evento en septiembre dijo que el presidente de la Asociación Gallega de la Empresa Familiar, Emilio Pérez Nieto, estaba empeñado en que se celebrase en la comunidad gallega. ¿Qué porcentaje de culpa tiene de que este año sea en A Coruña?

-El instituto funciona en función de las peticiones que recibe de las asociaciones territoriales porque nos gusta que el congreso dé muchas vueltas por España, pero Emilio llevaba ya mucho tiempo insistiendo en hacerlo en A Coruña y, teniendo en cuenta que hacía 15 años que no se celebraba en Galicia, desde la cuarta edición de Santiago, la junta directiva del instituto estuvo encantada de llevarlo a A Coruña. Emilio está encantadísimo y se lo merece porque él y la asociación gallega hacen un trabajo fabuloso.

-Este evento se ha convertido ya en uno de los más importantes de los empresarios españoles. ¿Cómo lo definiría usted?

-Es el encuentro empresarial más importante que se celebra anualmente en España y, para definirlo de forma simple, tiene una gran diferencia respecto a otros, se trata de un encuentro de empresarios: están los empresarios, no los directores generales o los directores financieros. Son los empresarios, los propietarios de las empresas, y eso le da unas características muy singulares al congreso. Reunir a más de medio millar de empresarios de altísimo nivel, muchos de ellos referencias mundiales, durante tres días es algo muy atípico.

-El congreso se titula Crecimiento con raíces. Entiendo que al crecer es importante no olvidar las raíces, el origen humilde de toda empresa?

-Totalmente. Queremos reflejar en esta frase lo que son las empresas familiares, algunas de las cuales, destacadísimas, tienen su sede en Galicia y una de ellas muy concretamente, de dimensiones planetarias, nacida en A Coruña, en Arteixo [por Inditex]. Las empresas familiares crecen, pero no por crecer sino con unas raíces muy sólidas en el territorio, con la sociedad en la que empiezan a trabajar, y eso les da garantía de estabilidad a lo largo del tiempo. El crecimiento por sí mismo puede ser muy espectacular y venir acompañado posteriormente de grandes hundimientos. Las firmas familiares crecen con raíces sólidas y eso permite que aguanten crisis tan largas como la que padecimos entre 2007 y 2012-2013.

-El 89% de las empresas españolas (el 92% de las gallegas) son familiares. ¿Qué papel han tenido en esta larga crisis?

-Un papel decisivo, como quedó patente de forma incontestable en un informe que presentamos en febrero. Incluso en la etapa peor de la crisis, y si contamos el número de empresas en función de la facturación, las empresas familiares han creado empleo a igualdad de facturación. Sacrificaron competitividad, rendimientos, resultados económicos a cambio de mantener o incluso elevar el empleo, por lo que han sido el auténtico defensor de la economía española en esos años tan malos. Ahora que vienen tiempos mejores son la punta de lanza del crecimiento. En el instituto decimos que las empresas familiares son la locomotora del crecimiento cuando todo va bien y las que aguantan el chaparrón si las cosas van mal.

-¿Son esos valores precisamente los que diferencian a una empresa familiar del resto. El compromiso con el empleo, con el territorio y la gestión más cauta?

-Sí, indiscutiblemente esos son rasgos que identifican a las empresas familiares, pero yo añadiría otro: la visión estratégica a largo plazo. Las empresas familiares se caracterizan por planificar y establecer sus líneas de actuación en el largo y, a veces, en el muy largo plazo. No priorizan la cuenta de resultados de este año, buscan tener empresas sólidas y duraderas en el tiempo y esto es lo importante.

-Antes hacía referencia a Inditex, ejemplo a nivel nacional e internacional. ¿Qué empresas españolas y gallegas pondría como ejemplo de buenas empresas familiares, como modelo a seguir?

-No voy a pronunciarme a favor de unas u otras pero ya que usted habla de Inditex, es evidente, y así lo reconoce el programa del congreso con la ponencia de Pablo Isla, que Inditex es un ejemplo para todo el mundo. Ojalá hubiese muchas más compañías de estas características.

-En la presentación del congreso también dijo que el gran reto de la empresa familiar es crecer. ¿Hay mucha diferencia con otros países europeos y del resto del mundo?

-No es un problema solo de las empresas familiares, sino de las empresas españolas en general, que comparativamente con las de nuestros competidores (Alemania, Francia, Reino Unido e Italia y por supuesto con EEUU, Japón, etc.) son muy pequeñas. Es una característica propia del tejido empresarial español. Cuanto más grandes sean las empresas, mayor será la producción y mayores las exportaciones, la creación de empleo? Aquí la palabra crecimiento de nuestro lema hace referencia a eso, crecimiento de tamaño, de dimensión empresarial. La dimensión empresarial es un asunto importante del congreso y el martes por la mañana daré un pequeño avance de un estudio en el que estamos trabajando sobre la dimensión empresarial como factor de competitividad. Es un estudio comparativo con el resto del mundo y con nuestros competidores y veremos datos interesantes.

-En el afán de ganar tamaño será importantísima la internacionalización. ¿La crisis forzó a las empresas a mirar al exterior o fue más una oportunidad?

-Es una oportunidad. Aunque no hubiese crisis, hoy en día si alguien piensa que para operar tiene fronteras naturales está muy equivocado. Hace un par de décadas que los competidores son globales. Curiosamente es cierto que una de las poquísimas cosas no negativas de la crisis es que al haber una contracción tan grande del mercado nacional muchas empresas se han planteado salir fuera. Pero aunque ahora las cosas vayan bien, hay que seguir saliendo. En tu pequeño mercado las posibilidades son muy reducidas. Estar internacionalizado es también reducir riesgos, es muy difícil que se produzca una crisis planetaria. Durante la crisis los países emergentes crecieron mucho. Pero para internacionalizarse también es necesaria cierta dimensión. Una firma muy pequeña, aunque quiera, no puede internacionalizarse, por eso hay que ganar tamaño.

-Suele decirse que el cambio generacional es el momento más crítico de las empresas familiares.

-Sí, así es. Las empresas familiares siempre son complejas de gestionar, pero en los momentos de cambio generacional aún más. En las primeras transiciones generacionales incluso más que en las siguientes. Es más sencillo pasar con éxito de una tercera a una cuarta generación que de la primera a la segunda. El primer cambio es especialmente delicado y como en España tenemos muchas empresas de primera generación hemos de estar muy atentos a lo que se hace para que lleguen, de entrada, a la segunda. Luego ya nos preocuparemos de la tercera y posteriores.

-Antes daba a entender que la crisis acabó en 2012-2013. La recuperación de la que se habla, ¿es plena o aún quedan dificultades?

-Es muy difícil pronunciarse pero es evidente que desde hace un par de años la economía española ha cogido de nuevo velocidad de crucero. Estamos en cifras, como país, por encima de nuestros competidores. En 2015 fuimos la segunda economía del mundo con mayor tasa de crecimiento. Esto a veces hay que repetirlo porque tenemos tendencia al pesimismo. Las empresas están vendiendo, produciendo, internacionalizándose, creando empleo, el paro bajó sustancialmente...; solo tenemos que seguir este camino y no desviarnos. Crecer y no olvidarse de las raíces, que este tejido empresarial siga existiendo en un año, en cinco y en diez. Son los dos grandes retos de país: si tenemos empresas familiares grandes y logramos que pasen con éxito de una generación a otra, la economía española tiene unas bases sólidas que incluso épocas de crisis se podrán superar relativamente rápido.

-A las empresas familiares no les afecta tanto porque tiran mucho de recursos propios, pero otra característica de la crisis fue el cierre del grifo del crédito. ¿Empiezan a ver mayor fluidez?

-Sí, por los datos que veo del Banco de España. Pero la necesidad de ganar tamaño está muy relacionada con la capitalización de las empresas. Todas las empresas funcionan con líneas crediticias y préstamos bancarios. El asunto está en el porcentaje. Si una empresa depende mucho de la financiación bancaria, en el momento en que haya una crisis financiera no puede operar. Hay que ser prudente, característica propia de las empresas familiares, y capitalizarse, no sólo vivir en base al endeudamiento.

-¿Hasta qué punto afecta a las empresas la parálisis administrativa por la falta de Gobierno?

-En el día a día no mucho, porque siguen funcionando las instituciones, los organismos y las agencias, pero en cuestiones como autorizaciones, licencias y demás puede tener un impacto negativo. También es verdad que las empresas para funcionar bien necesitan un entorno predecible y estable y en estos momentos hay incertidumbre.

-¿No van mal pero con estabilidad podrían ir incluso mejor?

-Sin duda. Sobre todo teniendo en cuenta el sector externo, el capital extranjero. El interno al final sabe que el país va bien y se mueve. El externo analiza mucho el riesgo país y mira que haya gobiernos estables. Pero en cuanto se aclare esto, los inversores extranjeros están convencidos de que España es una economía sólida y van a venir aquí.