La multinacional Alcoa Inc. afronta una de las semanas más cruciales de su historia reciente. La compañía en España está sitiada por tres frentes distintos y los tres de primera envergadura: la subasta energética, la falta de compradores definidos para sus fábricas de A Coruña, San Cibrao (Lugo) y Avilés (Asturias) y su escisión definitiva en dos partes para la diversificación de su producción. El proceso de venta está ahora en solfa tras la retirada del grupo alemán Trimet y de Alibérico.

La puja de la interrumpibilidad eléctrica (servicio por el que las empresas electrointensivas perciben unos incentivos económicos a cambio de reducir o parar su consumo de energía cuando el sistema no logra atender la demanda) está fechada para la semana del 14 al 18 de noviembre. El resultado de anteriores subastas dejó temblando a la compañía hasta el punto de que, en 2014, la dirección planteó el cierre de las factorías de A Coruña y Avilés al no haber conseguido un precio razonable para la energía consumida (Alcoa considera la electricidad como materia prima hasta el punto que el 45% de los gastos de producción se van a pagar la factura energética).

Mientras, la indefinición de los posibles compradores de las plantas principales de la multinacional estadounidense empieza a inquietar a los trabajadores de la aluminera. Es cierto que la compañía nunca habló de manera oficial de que se haya planteado vender las tres fábricas de producto primario, pero no es menos cierto que los trabajadores de las mismas documentan visitas a los centros de producción que apuntaban intereses comerciales.

Dentro de este proceso, la compañía alemana Trimet había mostrado, en un principio, interés en adquirir las fábricas A Coruña, San Cibrao y Avilés, pero finalmente optó por bajarse de la carrera. El fondo de inversiones Atlas Holding -a través de la sociedad Aludium- es el que más cerca está de consumar la operación, después de que Alibérico se retirara de esta lucha hace más de dos meses. Aludium se hizo con las fábricas que Alcoa vendió en Amorebieta (Vizcaya) y en Alicante, además de otra en el sur de Francia. Fuentes sindicales especulan sobre la posibilidad de que planee adquirir las fábricas que le proveen de la mayoría del aluminio que luego manufacturan en sus centros de trabajo del País Vasco o la Comunidad Valenciana, "una manera de cerrar el círculo de la producción", apuntan. "Nosotros hemos reiterado que nuestra intención es dar la mejor salida a las fábricas. Nunca hemos hablado de venta", se limitó a decir una portavoz de Alcoa.

Se da la circunstancia de que le quedan pocos días a esta sociedad multinacional tal y como está constituida en la actualidad. El próximo 1 de noviembre -el martes que viene- saldrán a Bolsa dos nuevas empresas que son fruto de la escisión de Alcoa Inc.: Arconic, por un lado, y Alcoa Corp., por otro. La primera se encargará de explotar el negocio de alto valor añadido hasta ahora en manos de Alcoa Inc. (industria aeroespacial, titanio...). Alcoa Corp., por su parte, se quedará con la producción primaria y la explotación de minerales.

Esta escisión tiene repercusiones menores en España. Sí tendrá una incidencia algo relevante en los talleres de sistemas arquitectónicos, reunidos bajo la sociedad de Kawneer (concretamente, los de Navarra, Barcelona, Madrid y Málaga), que pasarán a formar parte de Arconic. Sin embargo, el grueso del personal de Alcoa España se mantendrá en las fábricas de primario, todas ellas, a partir de la semana que viene, dependientes de Alcoa Corp.

De esta matriz colgarán las sociedades filiales Alcoa Inespal A Coruña, Alcoa Inespal Avilés y Aluminio Español. "Las dos empresas funcionarán de manera independiente", recalcó una portavoz de Alcoa. "La división será patente en las oficinas: ya hemos dividido los servicios centrales en dos", reconoció.

Alcoa Inc. informó este mes de que elevó sus ganancias trimestrales gracias a recortes de costes y provisiones impositivas más bajas, pero aún así no cumplió las expectativas y sus acciones llegaron a caer más de un 10%. El alza de beneficios de la aluminera se produjo pese a los menores ingresos por la reducción o cierre de algunas operaciones tradicionales de fundición y la caída de precios de los minerales.