La firma textil Caramelo, nacida en A Coruña en los años sesenta, empieza a ser historia. La corporación Inveravante de Manuel Jove, principal accionista de la compañía, ha solicitado al juzgado la liquidación de la sociedad dos años después de haber superado el concurso de acreedores con un convenio que preveía una quita del 80% de la deuda (unos cien millones, la mitad, con la banca) y ocho años de espera. Su cierre afecta a 169 trabajadores, 79 en Galicia. En total, serán 61 empleados de la plantilla de fábrica afectados y 18 en tiendas.

La empresa contaba el marzo del año pasado con 110 empleados, cuando relanzó su plan de expansión. Acababa de cerrar 2014 con una facturación de 13 millones y cumplía un año de su salida de la suspensión de pagos en una nueva sede, una nave del polígono de Vío con 4.000 metros cuadrados de superficie y un renovado equipo directivo que pretendía recuperar la esencia de la marca, el producto de calidad que le dio fama y proyección internacional.

A la cabeza de Caramelo estaba desde 2012 el exdirector de Marks &Spencer para España y Portugal, Enrique Fernández del Riego, y José Luis de la Fuente. Ellos se encargaron de la última reestructuración de Caramelo, la que le llevó a cerrar 70 tiendas, aplicar un segundo ERE de 180 empleados en una firma que llegó a rozar los 800 trabajadores y que despidió a otros 237 en 2009. El plan, que le llevó a solicitar el concurso de acreedores en 2013, era reducir capacidad para lograr un equilibrio financiero en 2015 y consolidarse en 2016. Pero no funcionó.

La firma textil asegura en un comunicado que ha hecho "todo lo posible" para intentar recuperar la senda de la rentabilidad una vez que pudo superar el concurso de acreedores en 2014. Entre las medidas que cita la empresa figuran la apertura de nuevas tiendas o el relanzamiento de la marca, además de la búsqueda del equipo directivo que "mejor encajase con la realidad de la empresa". "A pesar de ello, Caramelo no ha conseguido superar las pérdidas de los últimos ejercicios, viéndose abocada a la liquidación", indica la empresa.

Caramelo argumenta que su actividad se ha visto "seriamente dañada por la profunda crisis de consumo que ha afecta a toda Europa y, de forma particular a España, mercado al que la empresa ha estado excesivamente expuesta en los últimos años".

Tras la solicitud de liquidación por parte de Caramelo, corresponde ahora al juzgado decidir las siguientes fases del proceso legal para la misma.