Alcoa partió ayer en muy buena posición para hacerse con las bonificaciones al recibo eléctrico que necesita para mejorar la productividad de las tres plantas que explota en España (A Coruña, San Cibrao y Avilés) y asegurarles un futuro. La multinacional aluminera estadounidense compite hasta el jueves con otros cuatro grandes grupos en la subasta de primas que el Gobierno reparte entre los grandes consumidores industriales que estén dispuestos a reducir su consumo o detenerlo en caso de que el sistema eléctrico lo necesite por una emergencia y evitar así un apagón (bonificaciones de interrumpibilidad). Se trata de Asturiana de Zinc (AZSA), ArcelorMittal, Celsa y Ferroatlántica, según fuentes sindicales.

Entre las cinco suman una demanda de once bloques de energía interrumpible con prima y salían a subasta diez, con lo que la pelea estaba menos reñida que en las convocatorias de 2014 y 2015. Y lo fue: Al finalizar la primera jornada de la subasta y según ha podido saber este periódico, la compañía estadounidense consiguió cinco de los seis grandes lotes (los de 90 megavatios) a los que optaba: tres para la factoría de San Cibrao, uno para A Coruña y otro, para Avilés.

"No estamos descontentos", se limitó a aseverar una portavoz de Alcoa en España, que declinó ofrecer información sobre el resultado de la primera jornada de pujas. "Seguiremos en la subasta con el objetivo de conseguir el mayor valor posible de servicio de interrumpibilidad para fortalecer el sistema productivo español de aluminio primario y servir mejor al mercado. No podemos especular sobre los resultados de la misma hasta que los valide la Comisión Nacional de Mercados y Competencia y los analice la propia compañía".

La subasta a la baja se celebra para la adjudicación de bloques de energía interrumpible de 5 y 90 megavatios (MW). Esos bloques que las empresas obtienen equivalen a los tramos de potencia que se comprometen a reducir durante 2017 cuando así lo ordene el operador del sistema eléctrico, Red Eléctrica de España (REE), encargado de casar al milímetro oferta y demanda eléctrica las 24 horas del día. Y el precio es lo que las empresas obtendrán de rebaja en su recibo de la luz el año que viene. REE es la entidad que organiza la subasta que se celebra desde las nueve de la mañana de ayer hasta previsiblemente el jueves -si los bloques no se adjudican antes-, aunque bajo las normas establecidas por el Ministerio de Industria y con la supervisión de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

El precio de salida es de 160.000 euros por bloque de 5MW y de 360.000 euros para los de 90, pero ese precio no es lo que las industrias pagan, sino lo que reciben como rebaja en el precio de la luz, por lo que como la puja es a la baja el reto está en qué operador aguanta más y ofrece al Estado el servicio de interrumpibilidad más barato. O quién es capaz de funcionar con una menor rebaja en el recibo de la luz. Como la electricidad supone para las plantas de aluminio un 40% de los costes de producción, Alcoa defiende que es la que menos puede arriesgar. La multinacional estadounidense dice necesitar seis bloques de 90 megavatios para producir alúmina y aluminio primario en sus plantas españolas a un precio lo suficientemente competitivo para asegurar la viabilidad de las factorías.

El Gobierno decidió aumentar los bloques de 90MW en liza de los ocho del año pasado a un total de 10 y las cuatro industrias que junto con Alcoa se los disputan suman una demanda de once paquetes.

La aluminera exige desde hace años un abaratamiento del precio de la electricidad y hace dos que amenaza con recortes si no logra una energía no sólo a precio bajo sino que se mantenga estable, sin altibajos. En 2014 llegó a amenazar con cerrar la planta de A Coruña y la de Avilés y la pasada primavera puso en venta las tres fábricas españolas. Las subastas que estos días se celebran en Madrid se presenta como clave para que tanto en manos de Alcoa como de otro operador, las factorías sean más atractivas.

El reparto de las competidoras

La planta coruñesa de Alcoa, que da trabajo a 400 empleados -los mismos que su gemela de Avilés- y la de San Cibrao, con unos 1.200, competían con un total de siete plantas (pertenecientes a Alcoa pero también a Asturiana de Zinc (que en años anteriores necesitaba dos bloques de 90MW y, según los sindicatos, los consiguió), ArcelorMittal (optaba a uno y también parece haberlo logrado) y Ferroatlántica y Celsa, que necesitaban uno cada una).

La puja de paquetes de 90MW se cerró ayer pero todavía quedan pendientes las de los bloques de 5 MW a los que la aluminera tendrá que concurrir para completar o mejorar los resultados del año anterior y acercarse a esos 90 MW que le faltan en paquetes menores. Como la multinacional ha explicado en varias ocasiones, los precios que pueden ofrecer A Coruña y Avilés son más altos que los que plantean sus competidoras, de ahí la complejidad del proceso y la intranquilidad con la que lo afrontan los trabajadores de estas plantas.

La subasta repartirá un máximo de 340 bloques de 5MW (por un total de 1.700 MW) a un precio de salida de 160.000 euros que, como en el caso de los paquetes de 90MW, también irá a la baja a medida que avance la subasta. A éstos optan 137 plantas o fábricas pertenecientes a un total de 68 grupos industriales. El año pasado Alcoa tuvo que recurrir a ellos. "Si Alcoa se muestra optimista será que está marchando bien la subasta y eso es bueno. Hay que recordar que en el mejor de los casos nosotros vamos a seguir con la fábrica al 60% de su capacidad. Sea cual sea el resultado de la subasta necesitamos un mecanismo nuevo. Y Alcoa que haga todo lo necesario para arrancar la fábrica al 100%", exigieron ayer los representantes sindicales.