El socio director de KPMG y responsable de Restructuring para Europa, Oriente Medio y África, Ángel Martín, es uno de los mayores expertos en España en materia de concursos de acreedores. Entre los procesos en los que participó está la que hasta ahora es la mayor suspensión de pagos de la historia de España, la de la inmobiliaria Martinsa Fadesa, ahora en liquidación. Martín acaba de ser nombrado también responsable global de Financial Restructuring de KPMG y a finales de septiembre participó en el X Encuentro en Galicia de Profesionales del Derecho Concursal, organizado por el Consello Galego de Economistas. Su apretada agenda le impide hacer la entrevista por teléfono, por lo que responde a las preguntas de este diario por correo electrónico "en los ratos libres" que encuentra. No habla de los concursos en los que ha participado por motivos de confidencialidad.

-Aunque todavía hay grandes procesos en marcha como el recién solucionado de Abengoa o el de Isolux, parece que los concursos de acreedores han bajado mucho en los últimos meses. ¿Es realmente por el efecto de la recuperación o porque era imposible que siguiesen al alza?

-Es claramente por el efecto de la recuperación económica. El desapalancamiento de las empresas españolas se comenzó a producir en 2012 y desde ese momento baja la deuda en relación al PIB, para convergir con el endeudamiento medio de las empresas europeas.

-¿Cuáles son los objetivos principales de un administrador concursal al llegar a la empresa?

-Trabajamos en todos los concursos con un objetivo único: analizar cuál es la mejor solución para las sociedades que han solicitado concurso y sus acreedores. Para ello incorporamos equipos sectoriales, de reestructuración operativa (turnaround), de reestructuración financiera y laborales junto con equipos con un amplísimo conocimiento de la legislación concursal española y comparada, con el fin de poder actuar desde el primer momento para cumplir el objetivo indicado anteriormente. Cada proceso es distinto y único.

-¿Habría que cambiar algo en la ley, en los procesos concursales, para evitar casos como el de Martinsa Fadesa, que ha acabado en liquidación, y lograr una solución más inmediata?

-La legislación concursal ha sufrido varias modificaciones en estos últimos años, tanto en los aspectos preconcursales de la ley, favoreciendo las refinanciaciones de deuda, como en los concursales, privilegiando el dinero nuevo que se presta a las sociedades concursadas, favoreciendo la venta de la unidad productiva. ¿Qué otros aspectos considero que tienen que ser considerados? Sin ser exhaustivo, pero considerando la experiencia que KPMG tiene en procesos tanto preconcursales como concursales, considero que el tratamiento de la deuda comercial en los procesos preconcursales es algo a considerar para facilitar la viabilidad de las sociedades, sin que las mismas tengan que pasar necesariamente por el concurso para conseguirlo.

-¿Qué otros cambios serían necesarios?

-Otro de los aspectos importantes a desarrollar es la extraterritorialidad de los acuerdos de refinanciación y la reconsideración del privilegio de la deuda pública en los procesos concursales. Es necesaria una mayor armonización en las legislaciones concursales mundiales, sobre todo para permitir la reestructuración de la deuda de sociedades con filiales en el extranjero.

-Da la impresión de que en otros países no hay tantos concursos de grandes empresas como en España. ¿A qué se debe? ¿Tiene mucho que ver, precisamente, la ley concursal?

-La crisis española, que comenzó con la burbuja inmobiliaria y terminó afectando al resto de sectores de la economía española, ha sido de un calado muy superior a las de otros países europeos. Legislaciones como la inglesa o la americana permitían a las empresas acudir a procedimientos preconcursales para acordar con sus acreedores refinanciaciones de su deuda, algo que los diferentes cambios legislativos españoles en materia concursal han ido ajustando y permitiendo. Por tanto, matizaría su afirmación, ya que es un hecho que las sociedades españolas con mayor volumen de deuda, excepto algunas inmobiliarias, no han concursado, sino que han refinanciado su deuda y hoy siguen siendo empresas punteras, que se vieron afectadas, en su mayoría, por excesivos apalancamientos debido a compras en un periodo alcista del ciclo y cuya deuda han podido reestructurar.