Ferroglobe, el grupo al que desde el año pasado pertenece Ferroatlántica, está cada vez más cerca de lograr un acuerdo para vender sus seis centrales hidroeléctricas en los ríos Xallas y Grande de la comarca de Fisterra. El grupo acelera sus contactos con los trabajadores pero también con ayuntamientos e instituciones para explicar el plan industrial que pretende desarrollar con los fondos que obtenga de la venta. Todo con la intención de que la Xunta autorice la operación o modifique la concesión que está vinculada a que esta actividad de generación eléctrica siga unida a la industrial de las ferroaleaciones.

La dirección de Ferroglobe reunió ayer a su comité europeo, en el que existe representación sindical de las fábricas de Dumbría y Cee, para tratar sobre el proceso de venta y el plan industrial con 125 millones de inversión, 75 de ellos en Galicia.

Esta vez tanto la compañía como los trabajadores actuaron igual, con una estrategia de total mutismo sobre lo allí comentado. Fuentes de Ferroglobe evitaron confirmar si tiene ya ultimado un acuerdo con un comprador interesado, un grupo sin presencia en España que gestiona instalaciones con 10.000 megavatios de potencia instalada en todo el mundo y que sólo está interesado en los saltos de agua españoles -Ferroglobe vende 14 centrales, doce en España con una potencia total de 210 megavatios-, tal y como ayer publicó Economía Digital. Según esta web, esta información fue trasladada a los empleados en la reunión de ayer, pero la empresa ni lo confirma ni lo desmiente. Los trabajadores tampoco.

La compañía sí reconoció que se había producido esa reunión y que en ella se había abordado el plan industrial en el que trabaja el grupo. Las conversaciones de Ferroglobe con sus trabajadores son "confidenciales", según las mismas fuentes. De los representantes de los trabajadores de Dumbría y Cee que acudieron al encuentro tampoco trascendió nada, a pesar del interés, la expectación y la alarma que la operación de venta genera en la comarca de Fisterra.

Representantes del grupo Ferrogloble han mantenido contactos en las últimas semanas con representantes políticos, de ayuntamientos y otras instituciones, según confirma la empresa, que están interesados en conocer sus planes, así como a los trabajadores. Hasta ahora y públicamente le ha salido un defensor, el presidente del Consello Galego de Colexios de Economistas, Miguel Ángel Vázquez Taín, quien hizo un llamamiento a conocer el plan industrial de Ferroatlántica y estudiar pros y contras antes de adoptar una posición definitiva, como han hecho los trabajadores.

Argumenta Taín que es cierto que las centrales no tienen ninguna vinculación con la actividad industrial, como dice Ferroatlántica pues aunque se construyeron para abastecerla, la normativa obliga a que la generación se vuelque ahora a la red general, de la que las fábricas se abastecen y propone utilizar esas centrales como garantía de cumplimiento de los proyectos industriales de Ferroatlántica.

La multinacional precisó ayer a este diario que en contra de lo publicado en algunos medios, el plan industrial sólo se llevará a cabo con la venta de las centrales hidroeléctricas. En él está prevista una fábrica de carbón vegetal de crearía 96 empleos y supondría una inversión de 9 millones de euros, tal y como avanzó el grupo el lunes pasado.

Precisamente la asociación ecologista coruñesa Arco Iris rechaza en un comunicado una instalación de estas características que vincula además con la "liberalización" del sector de la biomasa, en referencia a la eliminación de la limitación de potencia a 10 MW para construir una planta, aprobaba recientemente por la Xunta. Arco Iris sostiene que Ferroatlántica es una de las empresas que más impacto ambiental ha causado en Galicia en los últimos años y censura que pretenda vender con "chantaje" instalaciones "obsoletas y prescindibles" después de beneficiarse de "jugosas subvenciones a las energías alternativas". Arco Iris exige explicaciones a la Xunta y denuncia el "bandazo" en materia de aprovechamiento forestal y promoción de la biomasa, que amenaza con introducir en Galicia especies maderables invasoras y advierte que 8 plantas de biomasa de 10 megavatios ya precisaban un suministro de un millón de toneladas de madera al año.