Ferroatlántica sorprendió a finales del pasado mes de septiembre con su anuncio estrella de construir en el polígono de Sabón una nueva fábrica de silicio de alta pureza para su uso en paneles solares fotovoltaicos, baterías de móvil y de automóviles eléctricos; un proyecto con una inversión de 42 millones de euros que en poco más de un año daría empleo a 90 trabajadores directos y 150 indirectos.

El desarrollo está sin embargo parado, condicionado a la venta de las centrales hidroeléctricas que el grupo explota en los ríos Xallas y Grande, en la comarca de Fisterra. Mientras, Ferroatlántica avanza -al menos en los trámites administrativos- en otro proyecto en Puertollano (Ciudad Real), una fábrica piloto de silicio solar para obleas fotovoltaicas concebido inicialmente como la segunda fase del proyecto gallego. El Ministerio de Economía, Industria y Competitividad otorgó hace menos de un mes dos créditos a Ferroatlántica; uno para la planta de Sabón, por 27 millones de euros y otro por casi el doble, 45 millones, para Puertollano.

El proyecto de Ciudad Real surge a raíz del concurso de acreedores y posterior liquidación de Silicio Solar en Puertollano. La sociedad que se adjudicó por 7 millones de euros esta fábrica en una subasta judicial es Aurinka International, que a su vez cedió su titularidad a Blue Power Corporation, con la que compartía al menos parte de los socios. Entre ellos se encontraba por entonces y según publicó en su día Europa Press, el actual presidente del grupo Ferroglobe y yerno de Juan Miguel Villar Mir, Javier López Madrid.

Aurinka está vinculada a Ferroatlántica en una joint venture, prevé invertir entre 60 y 100 millones de euros y crear entre 400 a 600 empleos para producir en Puertollano 3.000 toneladas de polisilicio (la misma cifra que en Sabón) con una tecnología que le permitirá competir con el mercado asiático, tal y como relató su consejero delegado a la prensa castellana. De llevarse a cabo ambos proyectos, Puertollano asumiría el proceso industrial de más alto valor añadido, aún a pesar de que el germen es el silicio solar de alta pureza que se fabricaría en Arteixo, gracias a la alta calidad del cuarzo que el grupo Villar Mir obtiene de la mina de Serrabal.

La iniciativa para la que Ferroatlántica prometió levantar una fábrica en Sabón lleva diez años en desarrollo, como proyecto de I+D+i del departamento de innovación de Ferrosolar, la fábrica piloto perteneciente, como Ferroatlántica, al grupo Villar Mir.

La compañía la anunció a finales de septiembre, en plena campaña electoral de las autonómicas, después de que precisamente por la fusión de Ferroatlántica y Globe, la localización de su desarrollo hubiera estado en el aire. El proyecto, dicen los trabajadores de Sabón, estuvo a punto de acabar en Canadá o hasta Sudáfrica y la plantilla hizo presión ante la Xunta. Por eso tras el anuncio, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, adjudicó parte del mérito al Gobierno gallego, que "hizo saber" al grupo Villar Mir la incomprensión que generaría la decisión de deslocalizar una innovación made in Galicia.

Un mes después, la multinacional admitió que negociaba la venta de las seis centrales hidráulicas que explota en los ríos Xallas y Grande de la comarca fisterrá y también que el proyecto de Sabón sólo podría financiarse de prosperar esa operación de venta.

Trabajadores de Sabón vinculados a Ferrosolar admiten que el proyecto está parado y que nada saben de su futuro. Y eso a pesar de que el Gobierno acaba de conceder un préstamo de 27 millones (26.908.959 euros) a bajo coste para financiarlo. El crédito fue otorgado al abrigo del Programa de Fortalecimiento de la Competitividad Industrial del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, que repartió un total 619 millones de euros en toda España. Y dentro de ese programa, Ferroatlántica recibió al menos otros 45 millones (44.999.114 euros) para el desarrollo del proyecto de Puertollano.

El gerente de Aurinka, Benjamín Llaneza, explicó a la prensa el pasado mes de diciembre que la firma ya ha iniciado los trámites y trabajos preparatorios para adaptar la nave adquirida, pero que las obras se intensificarían en enero, con la demolición de una nave para la construcción de otra nueva. La firma ya solicitó la licencia de obra y espera ejecutarla en la primera mitad del año para iniciar la producción en julio. Fuentes de Ferroatlántica sostienen sin embargo que los dos proyectos pertenecen a un plan industrial que está en elaboración y sujeto a cambios.