Ferroatlántica logró el apoyo mayoritario de los trabajadores de Sabón a la parte del plan industrial que desarrollará en esa fábrica y que comprende la instalación de una fábrica de silicio solar en el recinto del polígono arteixán, entre otros proyectos y mejoras, que suman una inversión de 50 millones y la creación de 90 empleos directos y 150 indirectos. Ferroatlántica plasmó su programa de inversiones en un documento que negoció con el comité en los últimos dos meses, tras los que llegó a un preacuerdo el lunes -un día antes de la reunión que la empresa mantuvo con los delegados de Cee y Dumbría- con el sindicato mayoritario en el comité, UGT, con cinco de los nueve delegados que tiene el órgano de representación de los trabajadores, lo que ahora abre un cisma sindical. La CIG se opuso, por entender que el plan está vinculado a la venta de las centrales hidroeléctricas de Cee y Dumbría, de donde la empresa, no lo oculta, piensa sacar los fondos para financiar éste y otros proyectos en sus instalaciones españolas.

El preacuerdo fue sometido a una asamblea de trabajadores el martes y sometido a votación -en sobre cerrado- el miércoles. Votaron 134 trabajadores, de los 89 lo hicieron a favor -un 66%-; 34 lo rechazaron, nueve votos fueron en blanco y otros dos, nulos.

Ferroglobe, el grupo al que Ferroatlántica pertenece desde 2015, presentó el proyecto estrella del plan industrial de Sabón durante la precampaña a las últimas elecciones autonómicas: una planta de silicio solar para paneles fotovoltaicos con 42 millones de inversión. Pero un mes después y tras desvelarse que buscaba un comprador para las seis centrales hidroeléctricas que explota en los ríos Xallas y Grande de la comarca de Fisterra, dijo que la obra sólo era posible si Ferroatlántica obtenía los fondos de esa operación porque carece de liquidez. Y eso que el grupo ha recibido un crédito del Gobierno a bajo interés para financiar la mitad de esta fábrica, como ya publicó este diario en diciembre.

Un manifiesto contra la venta

El comité de Sabón firmó un manifiesto hace meses junto con el de Cee y Dumbría en contra de la venta y de que la Xunta apruebe la segregación de la actividad energética, en las hidroeléctricas, de la de ferroaleaciones en las fábricas, tal y como de momento figura en la concesión que la Administración autonómica otorgó al grupo de Juan Miguel Villar Mir en 1994. Tal y como está ahora, Ferroatlántica no puede vender las centrales porque su contrato con la Xunta las vincula al mantenimiento de la industria y a que ésta sea rentable.

Tanto el portavoz del comité de Sabón, de UGT, como el del área del metal del sindicato en la comarca coruñesa, Roberto Teixido, advierten de que en el acuerdo firmado no figura expresamente la venta de las centrales por exigencia de UGT. Y así es. El plan, dice el documento, "sólo se puede acometer con la obtención de fondos extraordinarios, cuya procedencia sólo puede determinar la empresa". El sindicato mayoritario del comité también asume en el documento una tesis de la empresa: "Que el escenario alternativo sería de una austeridad importante en los próximos años en todos los ámbitos (gasto, inversiones y empleo), salvo que las condiciones del mercado". Fuentes de los dos sindicatos explicaron incluso que la empresa llegó a plantear en la mesa de negociaciones que ya que la fábrica de carbón vegetal que alimentará la de silicio solar se construirá en Cee, el proyecto de Arteixo podría trasladarse allí en su totalidad, lo que generó una enorme inquietud entre los trabajadores.

El respaldo al plan abre así por tanto una división sindical y entre los trabajadores de Sabón y los de Cee y Dumbría, que hasta ahora habían rechazado unánimemente, al menos en público, las desinversiones de activos energéticos en Galicia, como también dentro de Sabón. El delegado de la CIG que acudió a las reuniones, Víctor Naia, defiende que aunque no esté expresamente recogido, el cumplimiento del acuerdo de Sabón está condicionado a la venta de las centrales a la que él y los otros miembros del comité arteixán se opusieron. "Claro que quiero el plan industrial en Sabón, pero no a costa de otros centros de trabajo -detalla- el grupo al que pertenecemos acordó un contrato de leasing sobre las centrales para financiar Torre Espacio, y ahora ¿tiene que venderlas para otro proyecto industrial? La fábrica de silicio solar es fruto del trabajo de Sabón y fue anunciada en septiembre, no tiene que estar condicionada".

El acuerdo de Sabón deja más solos a los trabajadores de Cee y Dumbría, que mantienen su oposición al plan y a la venta de las centrales y tienen convocada una huelga para el 10 de marzo. Este respaldo se une además al que los sindicatos UGT, CCOO y USO dieron al plan industrial para Cantabria, donde la multinacional ha planteado inversiones de mejora, y carece de activos energéticos a la venta.