España finalizó 2016 con una deuda pública superior a los 1,105 billones de euros, la cifra anual más elevada de la historia y sólo inferior a la de los meses de junio y septiembre pasados. La dinámica ascendente de los pasivos del conjunto de las administraciones públicas se ha producido pese a que la economía española ha encadenado tres años y medio consecutivos de crecimiento, los dos últimos a tasas anuales del 3,2%.

Este crecimiento del PIB es el que explica que, pese a que los débitos siguen creciendo, su proporción sobre el PIB ascienda al 98,98% del producto nacional: 0,72 y 0,32 puntos por debajo de los niveles de 2015 y 2014, y cuatro décimas inferior al margen que se había concedido el Gobierno.

Pese a este alivio en el peso relativo de la deuda soberana sobre el Producto Interior Bruto (PIB) (en todo caso, en los niveles más altos desde 1909), la posición relativa española respecto a los países socios no ha dejado de empeorar: en 2011, al cierre del mandato de Zapatero, España era el decimocuarto país de los 28 de la UE con mayor deuda pública en relación al PIB. En 2015 España había escalado a la séptima posición y en 2016 (con datos homogéneos a mitad del ejercicio, últimos disponibles) ya era el sexto país con el sector público más endeudado, tras Grecia, Italia, Portugal y Bélgica.

Desde que Rajoy llegó al Gobierno al cierre de 2011 con la promesa categórica de poner fin a los endeudamientos, la deuda pública española creció un 48,7%: los pasivos se incrementaron en 326.097 millones en cinco años, lo que supone un aumento equivalente a un tercio del PIB del país. El año pasado la deuda creció en 32.438 millones (132 millones más que en 2015), a una tasa de 88,87 millones cada día.

Menos deuda que en 2012

El ascenso anual de los compromisos del Estado con sus acreedores se ha estabilizado en los dos últimos ejercicios por encima de los 32.000 millones. Esta cifra, siendo muy preocupante, es mucho menos intensa que la de los primeros ejercicios de Rajoy. Sin embargo, a esta atenuación de la intensidad de avance han contribuido factores extraordinarios, caso del crecimiento de la economía a tasas del 3,2% en 2015 y 2016 (para 2017 todos los pronósticos apuntan a crecimientos menores: entre el 2,3 y el 2,5%), unos tipos de interés oficiales en el 0% y la compra masiva de deuda pública por el Banco Central Europeo, lo que ha permitido al Estado ahorrar 5.000 millones anuales en intereses de la deuda pese a que los débitos a financiar son más cuantiosos.