Ahora sí los trabajadores de Ferroglobe de Cee y Dumbría se han quedado solos en el frente laboral contra el plan industrial que la multinacional a la que pertenece Ferroatlántica quiere desarrollar con la venta de las seis centrales hidroeléctricas de la comarca de Fisterra a un fondo de inversión canadiense por 255 millones de euros. La dirección de Silicio Ferrosolar, la firma del grupo que explota en el polígono de Sabón la planta piloto en la que se fabrica silicio de alta pureza para su uso fotovoltaico, firmó ayer un acuerdo con los representantes de la plantilla. La empresa se compromete en este pacto a construir la fábrica de silicio solar en Sabón anunciada en septiembre, con una inversión de 42 millones de euros -más de la mitad financiados con un crédito a bajo interés del Gobierno-. Ferroatlántica sólo ejecutará la obra, que permitiría producir 3.000 toneladas al año, si logra vender las centrales, una operación prohibida en la concesión por 75 años que la Xunta le otorgó a Ferroatlántica en los años noventa.

Ferroglobe pisa el acelerador en su estrategia de allanar el camino -al menos con cierta paz social- para lograr vencer la resistencia de la Xunta a modificar las normas de la concesión y permitir que la actividad energética de las centrales se desvincule de la de ferroaleaciones que desarrollan las fábricas de Cee y Dumbría. Las autorizaciones consideran ambas actividades económicas como una sola e impiden vender ambos activos por separado o que tengan propietarios distintos, como pretende Ferroglobe. Los trabajadores de la comarca fisterrá advierten de que la operación pone en peligro los 283 puestos directos y el centenar de indirectos que generan las factorías, cuya viabilidad deja así de estar asegurada para los próximos 75 años.

Los trabajadores de Silicio Ferrosolar, con un único delegado sindical de la CIG, se unen así a sus compañeros de la fábrica de silicio metal de Sabón, que ya el pasado 17 de febrero quebraron la unidad sindical mantenida hasta entonces en Galicia contra la venta de las centrales al respaldar el plan industrial en asamblea con un 67% de los votos. El documento prevé allí 9 millones de euros en inversiones.

Inicialmente todos los trabajadores del grupo mostraron su oposición al plan, que además prevé vender otras cinco centrales en Monzón (Huesca), cuya concesión vence en los próximos años, tras lo que volverán a manos del Estado, que en ese caso es su titular. La empresa optó entonces por negociar con cada uno de los centros de trabajo y forzar la división y el de Boo (Cantabria) fue el primero en respaldar un documento que preveía financiar inversiones con la venta de las centrales hidroeléctricas. El acuerdo de Sabón, como el que ayer se firmó en Silicio Ferrosolar no es tan explícito pero prevé la obtención de "fondos extraordinarios cuya procedencia sólo puede determinar la empresa". La semana pasada, también los empleados de Huesca respaldaron el proyecto, con lo que tras el acuerdo de ayer, sólo los de Cee y Dumbría se oponen a desarrollarlo.

El acuerdo de Silicio Ferrosolar prevé la construcción de la fábrica de silicio solar que creará 90 empleos directos y 150 indirectos; garantiza los puestos de trabajo -sin despidos colectivos o individuales- durante tres años desde que empiece a funcionar la nueva factoría, prevé incorporar a 25 trabajadores temporales como indefinidos y una subida salarial lineal consolidable idéntica al resto de factorías de España. Ferroglobe promete dedicar un 1% de la masa salarial de sus centros a un plan de formación.