Hace algo más de un mes que el presidente de Ferroatlántica y consejero delegado de Ferroglobe, Pedro Larrea, presentó por primera vez en Galicia el plan industrial que la multinacional de ferroaleaciones prometió elaborar cuando en octubre confirmó su pretensión de vender las seis centrales hidroeléctricas que explota en los ríos Xallas y Grande de A Costa da Morte, además de otras cinco en Huesca. El producto estrella de ese proyecto industrial con 100 millones de inversión para Galicia es el silicio de alta pureza, denominado solar por el uso al que se destina, ya que sirve principalmente para la construcción de paneles solares fotovoltaicos.

Este mineral es fruto de un proyecto de I+D desarrollado en la última década en Sabón, a cargo de una sociedad, Silicio Ferrosolar, que pertenece al grupo Ferroglobe y que ocupa una mínima parte de la parcela que éste tiene en el polígono de Sabón. Al frente del proyecto como consejero delegado de Silicio Ferrosolar está Ramón Ordás Badía, exdirector xeral de Industria de la Xunta hasta 2005. Hasta ahora esa pequeña planta es un proyecto piloto de otro más grande, una fábrica de silicio solar en la que Ferroglobe invertiría 42 millones de los 100 previstos para Galicia, emplearía a 90 trabajadores directos y 150 indirectos y fabricaría unas 3.000 toneladas de material "de alta tecnología" al año.

Los 25 trabajadores que tiene a su cargo Ordás Badía son fundamentalmente técnicos que han dado vida a un proyecto que además sólo tiene sentido en Galicia, aunque su desarrollo a escala industrial ha tenido muchas novias y finalmente se realizará, al menos en parte, en la localidad de Puertollano, en Ciudad Real que, según los sindicatos, se hará cargo de la fase de más valor añadido, la que genera más empleo y de mayor calidad.

El silicio es el material que se emplea en la fabricación de celdas solares de los paneles fotovoltaicos y su demanda es muy alta, como explica Silicio Ferrosolar en la presentación pública de su proyecto. El proceso de elaboración consiste en varias fases de purificación para restar impurezas al silicio que se produce en Sabón en un horno de alto vacío y el proceso que se ensaya en Arteixo en los últimos años pretende poner en el mercado un producto más barato y menos contaminante. Y para eso es fundamental el cuarzo de las minas de Serrabal.

El silicio solar sólo puede elaborarse con cuarzo puro y el más puro de Europa y, posiblemente, del mundo, se encuentra en el yacimiento que el grupo Villar Mir explota en los concellos de Vedra y Boqueixón, la polémica mina que llevó a Villar Mir a pleitear contra Fomento por el precio de las expropiaciones necesarias para construir la vía del AVE entre Santiago y Ourense. El grupo llegó a reclamar casi 900 millones que luego rebajó a 270. Finalmente, el proceso acabó en el Supremo, que respaldó al Estado. Algunas fuentes conocedoras del caso sostienen que la construcción de la vía tapó sin embargo una de las mejores vetas del mineral de Serrabal.

La otra pata de este proyecto es el que Ferroglobe promete levantar en Dumbría, la fábrica de carbón vegetal que se emplearía como combustible para fundir el cuarzo en esos procesos de purificación. Destinaría a su construcción nueve millones de euros y quemaría 63.000 toneladas de madera al año, el 8% de toda la que se tala en Galicia cada año, un proyecto que ha sido criticado por asociaciones ecologistas y que algunos técnicos que estuvieron vinculados al proyecto de Sabón consideran económicamente inviable.

Las materias primas producidas a base de los recursos naturales de Galicia se manipularían en Arteixo, en una fábrica que ocupará 10.000 metros cuadrados de superficie si -y solo si- Ferroglobe consigue la financiación -de los 42 millones de presupuesto, 27 podrá financiarlos con un crédito del Gobierno a menos de un 4% de interés- con la venta de las centrales de los ríos Xallas y Grande.

Una vez elaborado, el producto se destinaría, según los planes que Larrea ha reconocido ante los sindicatos, a Puertollano. Allí, la sociedad Aurinka, de la que es socio el yerno de Juan Miguel Villar Mir, Javier López Madrid, adquirió en un proceso de liquidación una fábrica, Silicio Solar, por siete millones de euros. Hoy está en manos de otra sociedad que comparte socios denominada Blue Power Corporation. La fábrica de polisilicio solar, de nueva construcción, realizará una nueva fase de purificación del mineral que, según reconoce Ferroglobe, absorberá 76 millones de euros -el 64% del total previsto entre ésta y la factoría de Arteixo-, y creará 130 empleos directos y 250 indirectos, el 60% de todo el proyectado cuando el plan eche a andar. La planta de Ciudad Real está sin embargo conficionada a la gallega.

La fábrica de Sabón recibió una subvención de la Consellería de Industria que los empleados de Cee y Dumbría cifraron el pasado martes en entre 27 y 30 millones. El Gobierno de Feijóo intervino el pasado verano después de ser alertado por los trabajadores de que tras la fusión con Globe, Ferroatlántica estudiaba llevarse el proyecto de Arteixo a otro lugar. Fábricas de Canadá, Francia y también la castellanomanchega. Feijóo reveló, tras anunciarse el proyecto en Arteixo, en plena campaña electoral de las autonómicas, que su Gobierno se había encargado de hacer saber a Ferroglobe que Galicia "entendería mal" esa decisión y logró que se quedase en Sabón, pero en realidad el producto final listo para su uso en las placas solares saldrá de Puertollano.