El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha asegurado que España cerró el pasado ejercicio 2016 cumpliendo su objetivo fiscal pactado con Bruselas de un déficit público del 4,6% del PIB.

Durante su intervención en el Pleno del Congreso para informar de los acuerdos adoptados en el Consejo Europeo, Rajoy ha defendido las políticas adoptadas por su Ejecutivo porque han permitido reducir el déficit público al mismo tiempo que el PIB crecía.

"España ha logrado reducir el déficit del 9,3% al 4,6%, que será el déficit de 2016, y por tanto, cumpliendo con nuestros compromisos con Europa al mismo tiempo que la economía española crecía el 1,4% en 2014, el 3,2% en 2015, el 3,2% en 2016 y, como mínimo, el 2,5% en 2017", ha asegurado.

En este sentido, Rajoy ha defendido que existen "datos indiscutibles" que le permiten ser optimista en cuanto a la situación económica del país, como la confianza de los ciudadanos en la economía, los datos de creación de empleo o la reducción de la prima de riesgo. "Hemos estado a punto de no poder ser financiados. Muchas instituciones no podían hacerlo, y ahora vamos a los mercados y nos pagan en ocasiones por pedir un crédito", ha apostillado.

El presidente ha puesto como ejemplo la posición del país dentro de los mecanismos de alerta que maneja la Unión Europea para detectar desequilibrios macroeconómicos, señalando que España está en el mismo nivel que Alemania, Países Bajos o Suecia.

Secuelas de la crisis

El presidente se defendía así de las acusaciones de la práctica totalidad de la oposición, que han afeado el "triunfalismo" de su discurso al tiempo que instituciones como la Comisión Europea o la OCDE alertaban del incremento de la desigualdad y la pobreza en el país.

Rajoy ha reconocido la existencia de "secuelas de la crisis", pero ha pedido rigor a los diputados pues, ha dicho, los datos con los que se elaboran los indicadores aludidos son de 2014, y que los últimos que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE) "mejoran, y mucho" los anteriores.

Por ello, ha pedido a sus adversarios políticos que sean "justos". "Más que nada, para no transmitir a la gente información que no es cierta a la hora de hacer juicios de valor sobre la situación de la economía", ha apostillado.

"El mayor indicador de la desigualdad es, sin ningún género de dudas, el desempleo. Si se pierde la friolera de 3,2 millones de puestos de trabajo, es evidente que la desigualdad aumenta. Ahora se reduce porque se han creado 1,6 millones de empleos", ha argumentado.