El descenso de los precios de los carburantes y la electricidad de marzo, frente al incremento registrado un año antes, provocó que el índice de precios de consumo (IPC) se sitúe en el +2,3%, un crecimiento siete décimas inferior al registrado en febrero. Si el indicador adelantado publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística se confirma el próximo 12 de abril, la inflación sumaría siete meses en positivo.

Durante estos siete meses destaca el incremento del 3% de enero, que supuso la mayor subida del IPC desde octubre de 2012, y que se mantuvo en febrero, debido a que el abaratamiento de la electricidad fue compensado por el encarecimiento de los carburantes y de las frutas y verduras frescas.

Anteriormente, entre agosto de 2015 y agosto de 2016, los precios habían registrado descensos de forma continuada, a excepción de diciembre de 2015, cuando la tasa fue del 0%. Los expertos coinciden en que el menor repunte de marzo era esperado, por la influencia de los precios de la energía.