La dirección del grupo Ferroglobe -resultado de la fusión de la española Ferroatlántica y la estadounidense Globe- sigue empeñada en vender las centrales hidroeléctricas gallegas pese a la férrea oposición del comité de empresa de los propios saltos de agua y de las fábricas de ferroaleaciones asociadas a ellos en Cee y Dumbría (A Coruña). Esta semana el grupo controlado por Villar Mir convocó una mesa de negociación con la representación sindical de las firmas que integran la compañía en España y ayer anunció que alcanzó un acuerdo -con UGT, CCOO, USO y Sindicato Unitario, que según la empresa suman el 73% de la representación de los trabajadores- para avanzar en el plan industrial de la compañía. Un plan de inversiones que pretende sacar los fondos para financiarlo de la venta de las centrales gallegas, para lo que necesita la autorización de la Xunta para separar los activos y que la operación sea legal. De hecho, tras el pacto con los sindicatos -que Ferroglobe sostiene que cuenta con "validez legal" al atender las demandas de "la mayoría" de la plantilla- la empresa prevé solicitar "en breve, de inmediato" al Ejecutivo gallego la segregación de la actividades para poder cerrar la operación.

La compañía explica que el acuerdo con los sindicatos deja claro que al cierre de 2016 el grupo está en una situación económico-financiera "difícil" que requiere "la implantación de medidas globales para la sostenibilidad del proyecto empresarial y evitar el inminente deterioro, la pérdida de competitividad o, incluso a medio plazo, la desaparición de su actividad". Para ello, indica que es fundamental el plan industrial y que el grupo solo puede obtener fondos extraordinarios para ejecutarlo de la venta de los activos hidroeléctricos, "que han dejado de tener su sentido original y su carácter indispensable".

El acuerdo entre Ferroglobe y sindicatos apoya, por este motivo, la venta de los saltos de agua y considera oportuno "promover ante las administraciones públicas que aprueben con la máxima diligencia todas las autorizaciones necesarias" para ejecutar el plan industrial.

La plantilla de Ferroatlántica en A Costa da Morte, sin embargo, califica de "escándalo" y de "tomadura de pelo" el acuerdo de la compañía "con los sindicatos de fuera de Galicia". "El 75% de la representación sindical gallega no apoya ese plan industrial", sentenció ayer el portavoz del comité de empresa de Ferroatlántica Cee-Dumbría-Centrais Hidroeléctricas, Alfonso Mouzo, en referencia a que los 13 integrantes del comité de A Costa da Morte -de CIG, CCOO y UGT- están en contra de los planes de la empresa y cuatro de los nueve de la planta que el grupo tiene en Sabón también votaron en contra. "Los integrantes del comité de Cee-Dumbría nos negamos a acudir a esa mesa negociadora, pero también dejamos claro a los responsables de nuestros respectivos sindicatos que nadie iba a negociar por nosotros. Por ello, este comité, el único al que están ligados los activos que quieren vender, no reconoce ese marco negociador", aseveró Mouzo.

La plantilla de A Costa da Morte califica de "tomadura de pelo" a la Xunta la pretensión de Ferroglobe e instó al Ejecutivo gallego a "pararle los pies" a la empresa. "Es un acuerdo con los trabajadores de Santander o de Huesca para vender las centrales gallegas. ¿Van a decidir fuera sobre algo que es de Galicia?", planteó el portavoz de los empleados de Cee y Dumbría, que instó al Ejecutivo autonómico a sentarse con el comité de empresa para analizar la situación y pronunciarse de inmediato en contra de los planes de Ferroglobe. "Si la Xunta lo aprueba ya sería el colmo del pelotazo. Que alguien de fuera decida sobre la venta de algo tuyo", añadió Mouzo.

El grupo controlado por Villar Mir sostiene, sin embargo, que en caso de no poder ejecutar el plan industrial, la delicada situación de la firma obligará a adoptar medidas como "el cierre de instalaciones cuya viabilidad pierde sentido sin inversiones a futuro", la deslocalización de actividad productiva, la reducción de plantillas mediante expedientes de regulación de empleo, la reducción de los costes laborales o recortes de inversiones "que conducen a la inviabilidad de algunas instalaciones".

La plantilla de A Costa da Morte considera esta advertencia "un chantaje" de la firma "que la Xunta no puede permitir". "Es para retirarle las concesiones de las centrales, porque sacó de ellas mucho dinero desde 1992 y no reinvirtió nada. Cualquier otra empresa lo haría mejor", sentenció Mouzo. Los empleados de Cee y Dumbría exigen al Ejecutivo gallego que actúe con celeridad y frene las pretensiones de Ferroatlántica cuanto antes para acabar con la incertidumbre.