A Ferroglobe le urge vender las siete centrales hidroeléctricas que explota en los ríos Xallas y Grande de las comarcas de Fisterra y A Costa da Morte y las cinco de Huesca y ha obtenido el plácet de los sindicatos de ámbito nacional a la operación a cambio de un plan industrial con una inversión de 200 millones de euros y la creación de 900 empleos. El grupo asegura desde hace meses que sin la venta de sus activos energéticos no hay posibilidad de inversión pero lo que defendió ante los sindicatos en las reuniones celebradas la semana pasada en Madrid es que busca es una salida a una situación desesperada, "límite" que compromete su actividad más inmediata.

La multinacional ha tenido que refinanciar su deuda (de unos 350 millones) y esos acuerdos con la banca le impiden incrementarla, ni siquiera para acceder a los créditos que le concede el Gobierno para la fábrica de silicio solar de Sabón. El grupo reconoció la semana pasada a los sindicatos que estuvo al borde de una quiebra técnica y que sin vender los saltos de agua no se puede permitir "invertir en nada, ni siquiera en el mantenimiento básico"

La deuda, de Villar Mir

Ferroglobe es el resultado de la fusión de la norteamericana Globe Specialty Metals -uno de los mayores fabricantes de silicio metal del mundo- y la española Ferroatlántica, perteneciente al grupo Villar Mir, que se hizo efectiva a finales de 2015. El grupo logró ese ejercicio un resultado operativo (resultados antes de impuestos por sus siglas en inglés, Ebitda) de 300 millones de dólares pero tenía una deuda -aportada por la firma de Villar Mir- de 400 millones, tal y como explicaron sus responsables en la mesa de negociación con los sindicatos y consta en las actas, a las que ha tenido acceso este diario. El año pasado, dado el bajo precio de mercado de los productos que fabrica, la compañía registró unas pérdidas consolidadas de 150 millones de euros, "el resultado operativo se divide por cuatro y, correlativamente, la deuda se multiplica por cuatro", detallan los directivos del grupo en el documento.

"Debido a la situación descrita, la empresa iba a incumplir las ratios que exigían los bancos -dice el documento en referencia a la ecuación deuda/ebitda- lo que ha obligado a emprender un proceso de refinanciación en condiciones más penosas...". El grupo detalla que debido a estas circunstancias y para evitar incurrir en "el riesgo caer en quiebra técnica", emitió bonos por valor de 350 millones de dólares, a un "coste financiero sin precedentes, del 9,3%", en referencia a la operación anunciada en febrero pasado.

Ferroglobe explica de hecho que la ratio deuda /ebitda es tan "ajustada" que en las actuales condiciones no puede acceder a los créditos de 72 millones de euros concedidos por el Ministerio de Administraciones Públicas con cargo al programa Reindus -27 millones para Sabón y 45 para Puertollano (Ciudad Real)- para el desarrollo del silicio de calidad solar, el proyecto estrella del plan industrial para Galicia. Recurrir a este instrumento, precisa la compañía "daría lugar al incumplimiento del compromiso con los acreedores". Ferroglobe dispone de un año y medio para utilizar esos fondos del Gobierno (que fueron concedidos en diciembre pasado), pero tiene dudas sobre el coste que tendría que asumir si tiene que devolverlos, que rondarían entre el 0 y el 3% de interés.

La firma de hecho ya renunció en días pasados y por estas limitaciones de endeudamiento impuestas por la banca a un préstamo del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), dependiente del Ministerio de Economía, por valor de 10 millones. El acuerdo que Ferroglobe alcanzó con el fondo canadiense Brookfield prevé obtener 255 millones de euros por la venta de las centrales, con lo que el grupo, según explicó a los sindicatos y detallan las actas, reduciría su deuda neta hasta los 200 millones y la ratio de deuda/ebitda disminuiría hasta 3,51, "totalmente alejado de la zona de riesgo", con lo que cree que podría producir "un efecto multiplicador" de inversión y mejora de resultados.

Ni para mantenimiento básico

Ferroglobe alega además que sin esta operación, no se puede permitir invertir "en nada, ni siquiera en mantenimiento básico", según reza el acta. De ahí que haya intensificado estos días su estrategia de presión sobre la necesidad de la desinversión en los activos de A Costa da Morte y Fisterra.

El presidente de Ferroatlántica y consejero delegado de Ferroglobe, Pedro Larrea, en una entrevista concedida el lunes a Radio Nordés dejó claro que cuando se habla de la venta de las hidroeléctricas, se habla "del futuro del conjunto de Ferroatlántica" e insistió en que los saltos de agua han dejado de ser activos estratégicos, ya que en los dos últimos años generaron una media de 4 millones de resultado operativo (Ebitda) frente a la media de 20 millones que aportaron las metalúrgicas. En esa misma estrategia de presión, Larrea dice que si la Xunta hace valer la legislación, tendrá que despedir a personal y cerrar fábricas como la de silicio de Sabón.