El accidente laboral que el pasado martes hirió a tres trabajadores de la fábrica de ferroaleaciones que Ferroglobe tiene en Brens (Cee) no se produjo por falta de inversiones en seguridad o porque el sistema de primas eléctricas del que se beneficia Ferroatlántica por estar dispuesta a reducir o interrumpir su consumo de electricidad en caso de emergencia y riesgo de apagón (interrumpibilidad) obligue a los operarios a trabajar a toda prisa, como aseguró el comité. Al menos esa es la versión que defiende el director del complejo formado por la factoría de Cee, la de Dumbría y las centrales hidroeléctricas en los ríos Xallas y Grande que Ferroglobe quiere vender. Javier Vázquez precisó ayer en declaraciones a Radio Nordés que la investigación sobre el accidente no ha hecho más que empezar y que por lo tanto es pronto para determinar las causas exactas, pero insistió en defender que todo apunta al "cumplimiento incorrecto" del protocolo establecido en el recinto para situaciones como las registradas en la mañana del martes.

El siniestro se produjo después de que el horno doce -denominado así aunque es el número dos de los tres que tiene el centro de Cee- sufriese una avería; una "incidencia" en el lenguaje de Ferroglobe. Fuentes de la plantilla explicaron que una de las mangueras del sistema de refrigeración del horno -la encargada de evacuar el agua- se soltó, lo que provocó un vertido al interior y la consecuente formación de una bolsa de agua, luego transformada en vapor que provocó una deflagración en el interior del horno "similar a la de una olla a presión" como informó a este diario uno de los trabajadores.

Los tres operarios heridos -uno de ellos, el presidente del comité de empresa, Santiago Paz- se disponían a comprobar la avería del horno cuando el estallido y la bocanada de vapor les alcanzó en la cara. Las mismas fuentes explicaron que los operarios se encontraban en ese momento tras un mamparo de seguridad que evitó males mayores, aunque resultaron heridos a través de la rejilla de seguridad que el mamparo tiene a la altura del rostro y que permite comprobar el efectivo funcionamiento del horno.

Los dos heridos que fueron evacuados al hospital seguirán ingresados durante otros dos o tres días más en observación para recibir asistencia de las quemaduras de segundo grado que sufren en la cara, mientras que el tercero, el presidente del comité, sufrió lesiones menores de las que se recupera en su casa.

Javier Vázquez precisó que la investigación para determinar las causas empezó ayer, con la primera reunión del comité de seguridad y salud, aunque continuará en los próximos días con la declaración de todos los trabajadores implicados. El directivo defendió sin embargo que la fábrica de Cee es una de las del grupo con una ratio más alta de seguridad y que cada año destina entre uno y dos millones de euros a inversiones laborales. "El primer objetivo es que no haya accidentes y no poner en riesgo a los trabajadores", dijo en un intento de salir al paso de las acusaciones del comité de empresa, que el martes vinculó lo ocurrido con la falta de inversión en el interior de las fábricas y con las prisas y la presión para producir más rápido que la dirección del centro efectúa sobre la plantilla a causa de los requisitos mínimos de consumo eléctrico impuestos para cumplir con las condiciones del régimen de interrumpibilidad (una media de 90 megavatios por hora). Javier Vázquez insistió en que todo apunta a que el martes no se cumplió "correctamente" el protocolo establecido, aunque reconoció que es la empresa la encargada del efectivo cumplimiento de esos procedimientos. "Claro que hay que controlar los posibles errores porque en la empresa hay una jerarquía y está para eso, para revisar lo que no se hace bien y corregirlo", matizó. Vázquez recordó que el último accidente registrado en Cee se produjo en 2006 y afectó al empleado de una subcontrata.

Las explicaciones del director del complejo de Cee-Dumbría y la versión oficial que la empresa dio ayer, durante la reunión del comité de seguridad y salud, calentaron aún más los ánimos del comité de empresa, que hizo público un duro comunicado en el que califica esta versión de "inadmisible y gravísima" y pide una rectificación "inmediata y pública" del director de la factoría. "Es intolerable que la empresa responsabilice a los trabajadores accidentados cuando además todavía se están recuperando de sus heridas. Claro que se trabaja con prisa y con presión y desde que Ferroglobe anunció la venta de las centrales [hidroeléctricas], todavía peor", dicen los representantes de la plantilla, en conflicto por ese plan de venta que, según denuncian, pone en peligro la viabilidad de las plantas de ferroaleaciones y los casi 400 puestos de trabajo que generan.

Los empleados reconocen que hay inversiones en materia de seguridad, pero matizan que se trata de equipos de protección personal obligatorios por ley y que son necesarias medidas para prevenir accidentes, no para protegerse de ellos.

El comité, que presentó una denuncia ante la Inspección de Trabajo, en la que acusa a Ferroglobe de primar la productividad sobre la seguridad de sus operarios, relató que un equipo de la Inspección visitó la fábrica el martes por la noche. Durante la mañana de ayer, varios operarios que se encontraban cerca del lugar del siniestro cuando se produjo, fueron llamados a declarar, según el comité, bajo coacción.

Críticas a Francisco Conde

Los portavoces de la plantilla lamentaron además que, según fuentes de la empresa, el conselleiro de Industria, Francisco Conde, llamase ayer por la mañana al director de la fábrica para interesarse por lo ocurrido y no telefonease al presidente del comité, Santiago Paz, uno de los lesionados en el siniestro. "Hace más de tres meses que esperamos una respuesta de Francisco Conde a nuestra solicitud de reunión. Podía tener la consideración de llamar a los trabajadores afectados", añadieron. El comité de empresa se reunirá hoy para analizar la situación creada tras el accidente y en torno a la venta de las centrales que Ferroglobe quiere llevar a cabo y para lo que cuenta con el apoyo de las federaciones nacionales de CCOO, UGT, USO y SU, los comités de las factorías de Sabón, Boo (Santander), que no tienen centrales en venta pero se verán beneficiadas por las inversiones del plan industrial que Ferroglobe quiere financiar con lo que obtenga de la operación (255 millones de euros) e Hidro Nitro (en Monzón, Huesca), que tiene cinco saltos de agua titularidad del Estado y cuya concesión caduca en los próximos años.

En Marea mostró ayer su solidaridad con los tres trabajadores heridos y tras contactar con el comité de empresa para interesarse por las causas del accidente, recordó que no es "la primera vez" que se produce una explosión en los hornos de Ferroatlántica" -en referencia a la que en 2005 dejó un muerto y dos heridos graves- y que los riesgos de explosión se dan "por la falta de mantenimiento de las centrales".

El grupo liderado por Luis Villares exigió a Villar Mir que "acabe con el abandono", renuncie a vender los saltos de agua y "reinvierta los beneficios que obtiene de las centrales en su mejora, en la mejora de las condiciones de trabajo" en lugar de en otras instalaciones y vías de negocio de su grupo.