La tasa de actividad refleja a la perfección la pérdida de jóvenes. Si a mediados de 2009, cerca del 64% de los gallegos de entre 16 y 29 años eran activos, en estos momentos no alcanzan ni al 50%. ¿Y cuántos están ocupados? El 36,7%. Hace ocho años llegaron a rozar el 50%. Ahora es el 36,7%.

Uno de los sectores en los que se nota con especial intensidad la salida de los jóvenes es la construcción. En el tercer trimestre de 2009, según los datos del IGE, había 24.500 gallegos de menos de 30 años ligados al ladrillo. Uno de cada diez de todos los trabajadores en esas edades. En el primer trimestre de 2017 son solo 4.800, el 4% del total tras un descenso del 80%.

Al colectivo le persigue la precariedad laboral, con un incremento evidente de los contratos por horas. En su caso, más del 25% (30.400) no llega a una jornada completa. En 2009, las jornadas parciales representaban el 15,9%.