La plantilla coruñesa de Alcoa acordó en asamblea el pasado lunes convocar tres jornadas de huelga en junio -los días 1, 2 y 3- en protesta por lo que considera "parálisis y bloqueo" de la negociación del convenio colectivo por parte de la empresa. El último acuerdo laboral entre comité de empresa y dirección de la fábrica de A Grela, que emplea a unas 400 personas, data de 2015, por lo que los trabajadores plantean un nuevo pacto laboral a tres años (2016, 2017 y 2018) en el que, en materia salarial (una de las partes más importante en este tipo de convenios para los empleados), reclaman un incremento de los sueldos cada año del IPC más 1,5 puntos porcentuales. Esta es la posición de máximos del comité de empresa, que admite que durante la negociación podría rebajarse, pero, de momento, denuncia, "es imposible saberlo porque la empresa no negocia, nos encontramos con una pared".

El presidente de la representación de los trabajadores, Juan Carlos López Corbacho, denunció la actitud de la empresa en la mesa negociadora y aseguró que da la impresión de no querer avanzar. "Los sindicatos planteamos negociar el incremento salarial y los responsables de la empresa saltan con el tema del absentismo; si planteamos horarios, nos hablan de legislación, algo en lo que no podemos incidir. De A pasan a B y de C a D, así no hay interlocución", lamentó el portavoz de la plantilla coruñesa.

Los trabajadores aseguran que esta actitud de la empresa, "mantenida desde enero, durante 13 reuniones", provocó el hartazgo del comité de empresa, que decidió convocar una asamblea para explicar la situación y plantear medidas de presión para que la compañía negocie de verdad. "Tras la convocatoria de huelga, esperamos que el grupo cambie de actitud", apuntó López Corbacho, que sostiene que el convenio de este año tiene que ser "el de la recuperación".

La plantilla recuerda que en 2012 la fábrica coruñesa estuvo sometida a un ERE temporal por la reducción de la producción al 50% (ahora está a algo más del 60%), que en 2013 la compañía aplicó el descuelgue del convenio colectivo, que en 2014, con IPC negativo, los trabajadores tuvieron que devolver un 0,25% del sueldo que inicialmente les había abonado la empresa al prever que la inflación sería positiva y en 2015 el comité firmó "un convenio de transición" con estabilidad en las condiciones laborales porque unos meses antes Alcoa había amenazado con cerrar la factoría coruñesa. "Toca el convenio de la recuperación. De momento se niegan en rotundo a las reivindicaciones de la plantilla porque solo nos ven para ahorrar costes. No nos respetan, pero vamos a luchar por un convenio justo tras años de pérdida de derechos y de poder adquisitivo en los que sufrimos numerosos ajustes", resumió López Corbacho.

Los empleados de A Grela defienden además que hay motivos para la recuperación de los salarios ante la mejoría económica de la empresa (entre otras cosas por el mejor resultado obtenido el año pasado en el reparto de los incentivos eléctricos) y del mercado del aluminio. "Y vamos a mirar los resultados de Alcoa como grupo, pues como grupo actúa cuando las fábricas españolas [la coruñesa, la de Cervo (Lugo) y la de Avilés (Asturias)] van a la subasta de la interrumpibilidad. Los números de la fábrica de A Grela son buenos por sí solos, pero Alcoa España puede cerrar este año como el mejor de la última década; así que hay motivos para nuestras demandas", sentenció el presidente del comité de empresa de la fábrica de A Coruña.

La empresa, por su parte, defiende su voluntad de diálogo y de llegar a un pacto. "Las negociaciones están abiertas y el objetivo es alcanzar el mejor acuerdo posible para ambas partes", explicaron fuentes de la compañía, que sostienen, sin embargo, que la aluminera aún tiene por delante importantes incertidumbres: "Es cierto que el mercado del aluminio ha mejorado, pero esa mejoría no está consolidada, aún no está totalmente estabilizado, y tenemos la incertidumbre por los precios de la energía" como consecuencia de la subasta anual de la interrumpibilidad que rige en España.