La plantilla de Banco Popular en Galicia está asociada a una enseña de 1776. Es Banco Pastor, con ficha bancaria propia, 11.246 millones de euros en activos y un sinfín de historias personales. Las de sus 1.350 trabajadores, por ejemplo, que vuelven a verse inmersos en una gran operación corporativa después de la absorción de 2011. "Ya tenemos la piel dura, esto lo vivimos ya, pero imperan los miedos". Acaban de superar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que supuso la salida de 400 empleados en Galicia (2.977 en toda España) y ya temen otro. "Antes trabajar en un banco era casi un seguro de vida, ¿verdad? Y ahora parece que no va a salvarse nadie", dice un exempleado. La alarma es obvia si se miran los números. En 115 concellos conviven oficinas de Santander (comprador) y Pastor (comprado)Santander Pastor . En muchos casos puerta con puerta.

La operación con la entidad que preside Ana Botín era la más perjudicial a nivel laboral por este motivo, de ahí que las organizaciones sindicales prefiriesen una integración en BBVA o, sobre todo, en Bankia. "Hay una enorme duplicidad", admite Javier Castro, responsable del sector financiero en UGT-Galicia. "Ahora vendrá una dirección nueva y los que llegaron hace cinco meses se irán felices con sus indemnizaciones. Pero le digo una cosa para que quede claro: exijo máximo respeto para los empleados, somos los que hemos defendido el patio", dice. Sobre todo en las últimas semanas, con clientes retirando depósitos e intranquilos por sus ahorros. La misma opinión la comparten CCOO y CIG, que defienden la necesidad de abrir una mesa de negociación con el Santander para "mantener el empleo" en Galicia.

Sólo en A Coruña, en Los Cantones, está la sede de Banco Pastor, una oficina del Popular y otra del Santander.

Para Comisiones, pese a este escenario, no son necesarios nuevos ajustes teniendo en cuenta los que ya padecieron ambas plantillas con la integración del Pastor o Banesto. Lucía Trenor confía en que la operación suponga "el final de la incertidumbre" para los trabajadores, un "personal muy preparado que sabe y entiende el negocio bancario". Trenor reclama una "homogeneización de las relaciones laborales ordenada, progresiva y pactada", sin "medidas traumáticas". En el sector, no obstante, no reina el optimismo.

"Nosotros hemos pasado por cuatro ERE, las hemos pasado canutas de verdad", dice un empleado de Abanca que negoció las salidas de cientos de empleados. "A mí me da la impresión de que este es el pistoletazo de salida para otra gran concentración bancaria en España. BBVA va a querer mover ficha para recuperar terreno, y lo mismo CaixaBank". En el mercado daban por hecho que la transmisión del negocio del Popular se haría por partes, con Banco Pastor aparte (Goldman Sachs tasó el negocio en Galicia en 515 millones), lo que habría dado más opciones a una operación sin tanto solapamiento en oficinas. "Puede ser una oportunidad o una hecatombe".

"La caída de la sexta entidad del Estado, la segunda en Galicia, demuestra que los problemas persisten y no están resueltos en la banca del Estado español, principalmente el impacto de los activos tóxicos, al tiempo que ponen en evidencia que la nueva legislación basada en el dejar hacer dogmático neoliberal, no cambió los escenarios", expuso la CIG en un comunicado, en el que exige una investigación sobre el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) por la gestión de los problemas del Popular. "Repitieron los mismos esquemas de las crisis de Bankia o de las cajas gallegas". A su juicio la institución que comanda Luis Linde "parece más preocupada por impulsar recortes sociales y laborales que por vigilar la buena marcha del sistema financiero".

A nivel estatal, las organizaciones sindicales esperan que el Santander ofrezca una "garantía para el empleo". Tanto UGT como CCOO manifestaron a Europa Press que las respectivas direcciones de las entidades no les han comunicado aún cómo se va a realizar el proceso, que afectará a más de 30.000 personas en España. El responsable del sector financiero, de seguros y de oficinas de UGT, Roberto Tornamira, confió en que no se les ocurra plantear "ningún tipo de recorte del empleo", después de que ambas entidades conjuntamente hayan "destruido más de 5.000 puestos de trabajo recientemente", a razón de 2.500 empleos el Santander y 2.600 el Popular. En su opinión, sería una "aberración" que los trabajadores tuvieran que "pagar la factura de los desmanes del señor [Ángel] Ron y su equipo directivo, que son los que han hundido una entidad tan importante como Popular".