Los representantes de CIG, CCOO y UGT en el sector del metal y los de tres de las cuatro patronales que negocian el convenio provincial se reunieron ayer durante más de cuatro horas sin éxito en busca de un acuerdo que ponga fin a la huelga que paralizó la actividad de las grandes empresas de siderometalurgia de la provincia el día 22 y el martes pasado y que amenaza con volver a hacerlo los próximos 4 y 5 de julio.

La reunión se produjo a instancias del Consello Galego de Relacións Laborais dentro del Acordo Interprofesional Galego sobre Procedementos Extraxudiciais para a Solución de Conflitos Colectivos de Traballo (AGA) para desbloquear la negociación que acumula más de veinte reuniones sin acercamiento en la subida salarial, la jornada laboral, las guardias localizadas, las mutuas o las subcontrataciones. El convenio está caducado desde 2014 y los trabajadores no han visto revisado su salario desde 2012.

Tras cuatro horas de reunión con diversos recesos y contactos en solitario con cada una de las partes en busca de un entendimiento, el mediador renunció a prolongar la reunión más allá de las nueve de la noche, dadas las alejadas posturas de las partes. La mediación del Consello Galego de Relacións Laborais se mantendrá en los próximos días, en los que convocará a las partes por separado para acercar posturas, pero la huelga de momento se mantiene para los próximos martes y miércoles. Los sindicalistas ven pocas posibilidades de acuerdo antes de las próximas convocatorias. El martes pasado, cifraron el seguimiento de las grandes empresas en cerca del 100% y destacaron que a los paros se sumasen los empleados de pequeños talleres y concesionarios, donde la representación sindical es muy minoritaria.

El del metal es un sector muy extenso con 18.000 trabajadores de la provincia que abarca desde la siderometalurgia que controlan grandes empresas como Celsa, Horta Coslada, Metalúrgica Gallega o Emesa; los talleres de reparación de automóviles, empresas de instalación y mantenimiento de fontanería, calefacción, gas, de redes eléctricas, de telefonía o suministros; las carpinterías metálicas, las auxiliares del naval como Navantia, las ópticas, cerrajerías, servicios de lectura de contadores de la luz y hasta a los relojeros. Sus trabajadores demandan una subida salarial de un total del 4,5% para 2015, 2016 y 2017 y la patronal propone aceptar esa subida pero en cuatro años, hasta 2018.

Los sindicatos consideran prioritario que el nuevo convenio colectivo del metal coruñés establezca la subrogación obligatoria de los trabajadores de subcontratas de grandes empresas cuando éstas cambien de empresa proveedora; la regulación de las guardias localizadas fuera de la jornada laboral; recuperar la revisión salarial; mejorar las licencias retribuidas; limitar la utilización de empresas de trabajo temporal (ETT) y poder vetar a las mutuas contratadas. La patronal quiere duplicar la distribución irregular de la jornada, hasta 140 horas.