El preacuerdo alcanzado a última hora del viernes entre patronales y sindicatos para dotar al sector del metal de un convenio laboral de cinco años de vigencia (desde 2015 a 2019) con subidas salariales agregadas de un 8,1% será sometido a la votación de los trabajadores del sector, unos 18.000 en toda la provincia, reunidos en asambleas comarcales que se celebrarán entre ayer y el próximo miércoles. Si existe una mayoría, saldrá adelante, aunque muy probablemente acabará con la unidad sindical en este sector. La CIG decidió no aprobar el preacuerdo que firmaron CCOO y UGT porque lo considera insuficiente y prefiere que sus afiliados opinen antes de decidir.

Eduardo Caamaño, secretario comarcal del metal por la CIG, reconoce las mejoras pero llama la atención sobre lo que falta. "El objetivo era acabar con la precariedad y con ese preacuerdo no se consigue", explica, en referencia a la "necesidad" de limitar la acción de las Empresas de Trabajo Temporal (ETT). "En nuestro sector está previsto recurrir a ellas en periodos punta, pero no está definido lo que es punta, así que las empresas las usan durante todo el año", comenta. A esto añade que algunos de los aspectos clave se dejen en manos de comisiones paritarias en las que si la patronal no quiere, tampoco se va a poder avanzar, como el poder de los trabajadores para vetar una mutua; la introducción en el convenio de las tablas salariales de las auxiliares de Navantia o la obligación de subrogación en contratas de servicios.

La opinión del secretario comarcal del metal en Comisiones Obreras, Arturo Julián, es totalmente distinta. Considera que el preacuerdo alcanzado el viernes permitirá firmar uno "de los mejores convenios del sector que hay en Galicia y a nivel estatal" y valora la recuperación de derechos y del poder adquisitivo, sobre todo por la revisión salarial (1,5% en 2017 y 2018 y 2% en 2019).

El portavoz del metal de UGT, Felipe López Calvo está a medio camino de sus compañeros. Valora haber conseguido el compromiso de revisión y el incremento salarial, que eran "las prioridades", pero reconoce que se quedaron fuera cuestiones importantes como la subrogación -sólo se aprobó para empresas públicas y adjudicatarias de servicios públicos-, los acuerdos del naval, el plus de desplazados -se incorporó la obligación de preaviso pero no una paga por ello, como querían los trabajadores- o el veto a las mutuas. Las últimas asambleas de este sindicato se producirán el miércoles, con lo que la decisión final sobre el convenio no se conocerá hasta entonces.

Diferencias

La CIG, que cita a sus afiliados para el lunes, atribuye las diferentes opiniones a que en un conflicto en el que hubo unidad sindical, Comisiones Obreras y UGT "rompieron" esa unidad de acción antes de la última reunión. "Hasta ahí íbamos con una única voz, y la CIG tiene mayoría en la mesa, pero el viernes, cada sindicato defendió su postura", explica.

El preacuerdo llegó horas después de que CCOO y UGT convocasen una huelga indefinida de la que la CIG, sostiene Caamaño, se enteró a última hora. El comunicado con el que CCOO convocó a sus afiliados acusaba al sindicato nacionalista de no dar una respuesta clara a sus compañeros y romper la unidad. "Quedamos en volver a hablar y unilateralmente convocaron la huelga indefinida, una decisión que nosotros no íbamos a tomar sin consultar a la gente", explica Caamaño.