El presidente estadounidense, Donald Trump, presentó esta semana algunos detalles de su anticipado plan de reforma fiscal en el que apostó por gigantes recortes de impuestos tanto para empresas como para personas, pero dejó sin aclarar cómo compensará la caída en los ingresos sin elevar el déficit. Fiel a su estilo grandilocuente, Trump anunció un "cambio revolucionario" y una rebaja de impuestos "nunca vista" desde la aprobada por el expresidente Ronald Reagan en los 80.

"Los mayores ganadores serán los trabajadores de clase media, porque los empleos volverán a nuestro país, las compañías empezarán a competir por los trabajadores estadounidenses y los salarios seguirán creciendo", prometió. La oposición demócrata ya ha expresado su escasa disposición para colaborar ya que, a juicio del líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, "ni un centavo debe ir destinado al alivio fiscal para los más ricos". Schumer advirtió, además, que el plan pone en riesgo la financiación del servicio de Medicare, el sistema de subsidios de acceso sanitario para aquellos con bajos recursos.

El plan marco reduce la tasa impositiva para las empresas del 35% al 20%. Las nuevas cifras suponen rebajar el tipo máximo para las personas, actualmente del 39%, y elevar levemente el mínimo, del 10%. Asimismo, eliminará el impuesto de sucesiones, creará una nueva deducción por adultos dependientes, como personas mayores o enfermos, y amplía la básica para personas a 12.000 dólares y 24.000 para parejas.

La incógnita que sigue sin desvelarse es cómo compensará la consiguiente caída en la recaudación fiscal, calculada en torno a cinco billones de dólares en 10 años, para evitar que se genere más déficit presupuestario.

La propuesta de Trump, argumentaron funcionarios de la Casa Blanca, incluye la supresión de gran parte de las exenciones fiscales existentes, lo que equilibraría parte de los recortes. No obstante, y de acuerdo a cálculos del Centro de Presupuesto y Prioridades Políticas, aún quedarían entre 1,5 y 2 billones de dólares por compensar en 10 años. El asesor económico principal de Trump, Gary Cohn, dijo que el empujón generado por la aguda bajada de impuestos acelerará la economía lo suficiente para que no se eleve el déficit presupuestario. "Traeremos negocios de regreso a EEUU, podemos hacer que los empleos vuelvan y hacernos muy competitivos. Creo que podremos pagar por todo el plan de rebaja fiscal a través del crecimiento en el ciclo económico", dijo Cohn, al prometer un crecimiento "sustancialmente superior" al 3 % anual.