El consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) está cada vez más convencido de que las condiciones macroeconómicas están cerca de situarse en un lugar favorable, lo que permitiría realizar ajustes del programa de flexibilización cuantitativa (QE) pese a la cautela e incertidumbre sobre la inflación y la fortaleza del euro, según se desprende de las actas de la última reunión del BCE.

"Las condiciones en general están cada vez mejor situadas, lo que permitirá adaptar la intensidad de los ajustes de la política monetaria y ofrece una oportunidad para reducir las compras de activos netos del eurosistema", apunta el documento.

Las actas muestran que los miembros del consejo confían cada vez más en que la recuperación económica entre los diecinueve países del euro continuará fortaleciéndose. Ahora el debate se centra en el grado de ralentización del ritmo de compras de activos y la duración en sí del programa.

Duración del programa

El centro de las discusiones en septiembre, según señalan las actas, fue la elección entre el ritmo y la duración prevista del QE, su "recalibración". "Los beneficios y los costes de un horizonte de compras más largo, junto con un menor ritmo de reducción de los volúmenes mensuales, se comparó con los de un periodo más corto y mayores volúmenes de compra", subraya el documento. También analizaron su efecto sobre los riesgos en la estabilidad del sistema financiero.

El BCE ha estado inyectando 60.000 millones de euros al mes en la economía de la eurozona, con la compra de deuda empresarial o gubernamental, como parte del QE, que inicialmente debía terminar en diciembre de este año. No obstante, los débiles datos de la inflación, aún lejos del objetivo de situarse ligeramente por debajo del 2%, están dificultando la toma de decisiones en torno a la dirección de la política monetaria.

El consejo asegura además que los tipos de interés permanecerán en el actual nivel de mínimos históricos al menos hasta que se finalice el programa de expansión cuantitativa.