Los expresidentes de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) José Manuel Fernández Alvariño y Antonio Dieter Moure certificaron ayer su declaración de guerra al actual presidente de la patronal gallega, el coruñés Antón Arias. Sus dos predecesores en el cargo realizaron en la sede de la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP) una intervención conjunta en la que criticaron con dureza su gestión y exigieron su dimisión para que sea un órgano colegiado el encargado de llevar las riendas de la entidad que defiende los intereses del empresariado gallego hasta que se celebren unas elecciones que, por el momento, no tienen previsto convocar de manera anticipada.

La postura de Arias sobre el independentismo catalánAriasindependentismo -reconoció en una entrevista radiofónica que le parecería "bien" la celebración de un referéndum pactado- ha sido "la gota que ha colmado el vaso", según reconoció Alvariño. "No se trata de una opinión particular, porque en el ejercicio de su cargo está representando a los empresarios gallegos y estas declaraciones son contrarias al compromiso constitucional de la CEG", remachó el que fuera presidente de la institución hasta 2015.

Las opiniones de Arias sobre la cuestión catalana, sus críticas a la reforma laboral y la petición de alzas salariales generalizadas también han contribuido a enquistar todavía más unas relaciones ya de por sí tensas y que ayer se saldaron con el envío de un requerimiento a la Confederación de Empresarios de Galicia para que tome las medidas necesarias para instar a la dimisión del presidente.

Los dos expresidentes apostaron porque sea la junta de vicepresidentes, compuesta por los presidentes de las cuatro confederaciones provinciales de Galicia -A Coruña, Lugo, Ourense y Pontevedra-, la que tome "las medidas necesarias" y asuma el gobierno de la organización autonómica hasta decidir si se convocan elecciones -a Arias aún le quedan tres años de mandato-. Esta medida dejaría la institución en la misma situación que quedó hace un año, desde que Antonio Dieter Moure renunció al cargo hasta que Arias llegó a la Presidencia.

Los reproches al actual presidente de la patronal gallega comenzaron en el mismo momento en el que fue nombrado, un acceso al puesto que Alvariño considera que partió "de una deslealtad". Desde entonces esta cadena de encontronazos ha ido sumando nuevos eslabones, tanto por las opiniones de Arias, "más propias de un sindicalista", según Alvariño, como por su gestión de la CEG.

"Ahora mismo la Confederación es un barco sin rumbo", denuncia Moure. El expresidente hizo referencia a la situación que atraviesa la patronal gallega, marcada por la ausencia de reuniones de su junta directiva, de unos presupuestos para un 2017 al que le restan solo dos meses y la no aprobación de las cuentas del año 2016.

"Su gestión está siendo completamente irregular", denuncia su predecesor. "A día de hoy, y como miembros de la junta directiva, no tenemos ningún tipo de información sobre la situación económica de la CEG. Es como si se quisiera ocultar algo", concluyó Moure.