Abanca hizo de la limpieza del balance y la vuelta al negocio financiero tradicional una auténtica obsesión en su segunda vida. Así pudo superar con éxito la tutela a la que estuvo sometida por parte de las autoridades comunitarias hasta finales de 2016 y, de paso, marcar sus planes de sostenibilidad. La primera entidad financiera de Galicia es hoy una de las más solventes del país y mira de frente al resto de operadores bancarios. "Abanca -destacan sus responsables- está sólidamente posicionada para afrontar las oportunidades del sector". La evolución de los ingresos recurrentes alimenta con fuerza sus cuentas. Crecieron un 18,4% hasta septiembre, con subidas en todos los márgenes, y empujan también al alza el beneficio, que alcanza los 276 millones de euros, un 3,7% más que en el mismo periodo de 2016.

Pese a las enormes dificultades del sector para exprimir la actividad por el bajísimo precio del dinero, el margen de intereses de Abanca suma 358,4 millones y roza un ascenso del 20%. Por comisiones llegaron 127 millones, lo que eleva el margen básico -reflejo de los ingresos típicos de los bancos, la palanca del negocio- un 18,4%, hasta los 485,4 millones. La cartera de negociación y el resto de operaciones financieras aportaron 153,4 millones. El margen bruto sube un 42%, hasta cerca de 639 millones.

Los gastos de explotación rompen con la tendencia a la baja de estos últimos trimestres y remontan un 2,8% (404,4 millones), mientras que la mejora de la calidad de los activos y la recuperación económica permiten recortar un 71% la partida dedicada a cubrir posibles insolvencias. En otras ganancias, incluidas las extraordinarias, se computan solo 29,5 millones.

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La rentabilidad (ROTE), asignatura pendiente de la banca española en esta fase del ciclo económico, escala en Abanca al 10,4%. Por cada 100 euros sobre sus fondos propios, recoge algo más de 10.

La cúpula de la entidad habla de "una intensificación de la actividad comercial" en "todos los frentes". El revuelto generado alrededor del Popular y de su filial, el Pastor -principal competidor en Galicia-, abrió la veda al resto de entidades en la comunidad para pescar clientes. El banco presidido por Juan Carlos Escotet alcanza un volumen de negocio con clientes de 64.585 millones, después de un aumento anual del 8,1%. Los depósitos suben un 4% y vuelven a superar los 31.000 millones. Entre el resto de recursos, la entidad avanza su intención de realizar "un esfuerzo comercial adicional" en planes de pensiones para lo que queda de año para aprovechar la buena evolución: crecen un 9,4%.

El crédito en vigor asciende a 27.717 millones, un 8,9% más que en septiembre de 2016. "Las nuevas formalizaciones suponen una mayor aportación a resultados", subrayan los responsables de la entidad. Las operaciones se firman ahora a un tipo del 2,27%, frente al 1,81% de la cartera antigua.

La tasa de morosidad en Abanca se sitúa en el 5,35%. Un año atrás era del 6,99%. El saldo de dudosos cae hasta los 1.777 millones, con una cobertura total del 56,3% y del 60,9% en el caso de los inmuebles y suelo adjudicado por impago de préstamos, que únicamente suponen el 1% del balance. La entidad achaca la depuración de los activos improductivos al trabajo interno en la gestión de recuperaciones y las ventas de 1.600 millones en cartera de fallidos y adjudicados. El riesgo le cuesta ahora a Abanca unos 35 millones, prácticamente la mitad que el año pasado.