Casi cinco meses después de asumir las riendas del Popular-Pastor tras la resolución de la entidad por orden de las autoridades europeas y evitar así una nueva inyección de dinero público para su rescate, el Santander convoca a los sindicatos para iniciar las negociaciones de la reorganización de la plantilla. Aunque inicialmente el grupo presidido por Ana Patricia Botín pensaba en demorar los ajustes hasta el próximo año, los representantes de los trabajadores están convencidos de que ese es el motivo del encuentro de este viernes, al amparo del artículo 12 de convenio colectivo del Popular, que establece entre otras cuestiones los plazos para realizar los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE).

"Entendemos que es así", confirmó Rosa Conde, representante de la CIG en Popular-Pastor. "Desconocemos de momento a qué centros afectará y los territorios", añadió. El supuesto excedente de 1.300 efectivos en servicios centrales de los que se ha hablado hasta ahora "fue siempre un rumor, sin ninguna comunicación oficial por parte del banco". Con la adquisición, Santander, con una tupida red comercial formada por unas 170 sucursales, incorporó a sus filas un total de 1.422 trabajadores del Popular y su filial Pastor en Galicia.

Los sindicatos niegan que sobre gente. "A pesar del mantra que habitualmente se lanza en el sector, las oficinas no están sobredotadas. Todo lo contrario. El trabajo se acumula y no paramos de hacer horas extra para sacarlo adelante", detalló Conde, que admite que hay "preocupación en la plantilla". "Nuestra línea roja es que no puede haber despidos", subrayó.