Llega a Galicia un frente de bajas presiones con temperaturas más frescas y precipitaciones. No aplaudan. Serán pocas. La lluvia, según coinciden todas las previsiones meteorológicas, aguantará hasta el sábado. Y vendrá otra vez el sol para un otoño que amenaza con seguir agravando la terrible sequía que afecta a Galicia, con diez meses en prealerta por falta de agua y en alerta en seis cuencas desde principios del pasado octubre. La comunidad encadenó la primavera más seca de los últimos 50 años y un verano con cerca de un 30% menos de lluvia de lo normal. Así que la situación transciende ya lo puramente anecdótico sobre cómo vestirse en el cambio de estación. No se trata de una crónica del tiempo, es un problema de primera magnitud con duras consecuencias económicas que pagará el ciudadano. Junto a Galicia, la ausencia de lluvia se ceba este año con el norte de Castilla y León y Asturias, que forman el epicentro de la producción hidroeléctrica de España. Es una tecnología barata para el sistema. Sin ella, los precios de la luz se disparan. Como está sucediendo. Octubre acabó con la generación de electricidad de los embalses en mínimos históricos.

La hidroeléctrica aportó el 3,6% del total de la generación del mes. No hay precedentes de un nivel tan bajo en la serie estadística de Red Eléctrica de España (REE), que va hasta 1990. Hay que tener en cuenta que las presas suman cerca del 20% de la potencia instalada en el país. En 2016 -que tampoco fue un ejercicio muy bueno en agua- su peso en el mix de generación rozó el 15%. En lo que va de 2017 suministraron únicamente el 8%.

El sistema se ha visto obligado a tirar de otro tipo de centrales para cubrir la demanda. Las nucleares figuran a la cabeza, con el 23,3% en los diez primeros meses del año. A continuación está la tecnología eólica, con el 18,7%; y muy cerca el carbón (16,8%) y los ciclos combinados (13%). ¿Resultado? El 65,6% de la electricidad producida en España este año no es renovable. Un porcentaje que en el caso del mes de octubre se dispara al 74%.

Castilla y León es la comunidad con más centrales hidroeléctricas, unos 4.400 megavatios (MW) operativos. Le sigue Galicia, donde funcionan cerca de 3.700 -el 22% del global-, "aglutinando gran parte de la cuenca Norte, que es la más importante por potencia instalada". Los números concretos de la producción de los embalses por comunidades no están tan actualizados como los generales, pero dan una idea muy clara de cuál es la evolución que está teniendo la hidroeléctrica. Durante el primer cuatrimestre del año los embalses gallegos generaron 1.700 gigavatios/hora (GWh), lo que supone un desplome del 72,4% respecto al mismo periodo de 2016. Ante la persistencia del calor en los siguientes meses de la primavera y la falta de agua hasta estas alturas del año, lo previsible, según los expertos consultados por este diario, es que esta importantísima caída se mantenga.

El de Galicia es el mayor recorte de la generación hidroeléctrica en España. En Castilla y León, el otro territorio fuerte para la producción de energía con el aprovechamiento del agua, fue del 58%, según los últimos datos de REE. En Cataluña se mantuvo prácticamente en las mismas cantidades del ejercicio pasado, mientras que en Aragón bajó otro 31%.

Aunque la generación hidráulica es muy variable por su relación directa con la meteorología, la comparativa con los volúmenes de años anteriores en Galicia permite comprobar la gravedad de la bajada. En 2016 se movía alrededor de los 6.170 GWh; en 3.560 GWh en 2015, año muy seco también; en 6.161 GWh en 2015; y 5.600 en 2013.

Con tan poca aportación de electricidad de las presas, el carbón vuelve a ser la fuente principal de producción en Galicia este año. Las térmicas de As Pontes y Meirama concentran el 34% del total, con un incremento enorme de la operatividad, un 110% por encima del primer cuatrimestre del año pasado. El "buen tiempo" juega en contra igualmente de la eólica. A más calor, menor viento. La producción de los parques de aerogeneradores desciende casi un 20% y se ponen por debajo del 33% de la cesta energética gallega. El 10% vino de la cogeneración.

A falta de electricidad de los embalses, el acelerón de las centrales de carbón y gas implica un mayor coste porque la materia prima es más cara. Tiene que importarse. De hecho, la importación de productos energéticos desde Galicia sube este año a ritmos superiores al 50%. Eso se paga en el recibo de la luz. La factura para un consumidor doméstico medio acogido a la tarifa regulada (Precio Voluntario al Pequeño Consumidor o PVPC) se encareció en octubre un 7,48% y alcanza el segundo importe más alto en todo el año. En un contrato de 4,4 kilovatios y un consumo anual de 3.000 kilovatios hora (250 kilovatios hora al mes) el recibo se sitúa en 60,16 euros, según los resultados del simulador de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

Haz click para ampliar el gráfico