Como ocurre cada vez que la sociedad se asoma a una nueva revolución, el salto a la llamada economía 4.0 genera un extenso y animado debate alrededor de sus riesgos y oportunidades, sobre todo para el mercado laboral. La palabra de moda es "disrupción". Acostúmbrense a ella: un cambio brusco que rompe con todo lo hecho hasta ahora. La combinación del mundo real y el online transforma por completo la forma de producir y la organización interna en las empresas, que ponen la alfombra roja a los profesionales con competencias digitales. En el caso del sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones, las TIC, el negocio al completo les va en ello y por eso fue el primero en advertir de las importantes carencias que existen en el sistema formativo. "No nos queda otra que robarnos los empleados entre nosotros", coinciden varias firmas consultadas por este diario. De hecho, el clúster que las agrupa en Galicia tiene en marcha una mesa de trabajo para "diseñar esquemas formativos que permitan la adaptación de otros perfiles no técnicos, pero con una base que les permita la incorporación a las empresas tecnológicas sin dificultad". El problema podría parecer casi lógico, una consecuencia normal de una etapa de transición como esta, si no fuera porque la falta de mano de obra cualificada afecta a más actividades y diferentes ocupaciones. Metal, textil, alimentación y hasta la atención sociosanitaria hablan de "graves problemas" para cubrir vacantes.

La Asociación de Industriales Metalúrgicos de Galicia (Asime) estima que en los próximos seis meses necesitará incorporar un mínimo de 3.000 efectivos por la recuperación, "aún leve", del naval, la metalmecánica y la automoción. "Actualmente no podemos cubrir las necesidades", afirma su secretario general, Enrique Mallón.

El metal, con 65.000 trabajadores en este momento, sufre "la huida" del 12% de operarios que buscó refugio en otros sectores durante el parón de sus principales ramas de actividad en la crisis. "Gente formada", subraya Mallón. La escasez es muy relevante en personas con dominio de las TIC aplicadas a la industria o el internet de las cosas, incluso para puestos altos, como directores o gestores de la industria 4.0; pero también en operarios. Se necesitan fresadores, torneros, caldereros, soldadores...

"Hay un consenso absoluto en la industria del metal de que falta formación específica y lo peor es que en los próximos meses se acentuará el problema ante el incremento de la carga de trabajo en la automoción, el naval y la construcción metálica -señala el secretario general de Asime-. El déficit está tanto en gente joven que nos permita rejuvenecer la plantilla, como en profesionales con alguna trayectoria ya y que ha perdido conocimientos y hay que actualizarlos".

La veintena de cursos para jóvenes desempleados que Asime impulsa dentro de los programas en TIC de la entidad pública Red.es -la asociación logró 7,7 de los 20 millones disponibles en el plan- superan los 1.000 inscritos. De ellos, 400 entrarán y, al menos, 245 lograrán emplearse. Mallón incide en la importancia de ampliar la oferta formativa en Galicia, también a partir de la iniciativa privada porque "ni hay suficientes centros públicos ni las instalaciones cuentan con las dotaciones adecuadas". "Sin olvidar -añade Mallón- que los cursos para los parados tienen que ser asequibles".

Los obstáculos de las empresas para encontrar perfiles adecuados contrastan con la radiografía general del mercado laboral gallego, que nunca antes tuvo tantas personas supuestamente formadas. De los más de 2,3 millones de residentes que superan los 16 años, solo el 1,2% es analfabeto, según el Instituto Galego de Estatística (IGE). El grupo mayoritario (29,6%) reúne a la gente con segunda etapa de secundaria, pero los formados en educación superior está ya muy cerca (27,1%) y, de hecho, son el grupo con más peso entre los ocupados (42,6%).

"Si buscas una persona para administración, tienes mucho donde elegir, pero en Formación Profesional orientada a la parte de mantenimiento, personas que sepan estar en una cadena y entender una máquina, no", apunta Sonia González la directora de Recursos Humanos de CLUN, la nueva cooperativa liderada por Feiraco.

Con tantas áreas como las que integra CLUN -desde fábrica de piensos a tiendas agrarias, pasando por gasolineras o las propias fábricas lácteas-, la cooperativa demanda perfiles muy diversos. "Necesitamos polivalencia", resume González.

No tenían complicaciones para cubrir puestos, hasta ahora. "Tardamos mucho tiempo, por ejemplo, en completar un proceso abierto para mantenimiento en la planta de Clesa", cuenta la máxima responsable del departamento laboral de la cooperativa, que apela a hacer "una reflexión" sobre el exceso de alumnos en determinadas patas de la FP y el vacío en otras "de carácter técnico". "Deberíamos fomentar aquellas salidas más importantes, que los orientadores en los institutos ayuden, aunque luego cada uno elija lo que quiera", propone.

En el sector de la industria agroalimentaria la batalla por los mejores se libra "a golpe de talonario". Con contraofertas al personal de otras compañías o, directamente, "externalizando algunas divisiones", como afirma Roberto Alonso, gerente del Clúster Alimentario de Galicia (Clusaga). "Sobre todo si estás trabajando mucho con nuevas tecnologías, aunque también ocurre en otras áreas, como laboratorio y control de calidad", añade.

El textil no es una excepción en las lagunas de la formación en Galicia. Acceder a mano de obra preparada es "cada vez más difícil". "Hablamos de gestión de puntos de venta, logística, aprovisionamiento", concreta Alberto Rocha, secretario general de Cointega-Clúster Gallego del Textil y la Moda, que coincide también en señalar "los desajustes entre el sistema educativo y las necesidades de la industria".

La paradoja definitiva viene con la atención sociosanitaria. Siempre se ha dicho que el invierno demográfico de Galicia es una oportunidad para la economía. Sin embargo, ni DomusVi (nueva marca de Geriatros), el mayor operador en España del sector, logra sumar efectivos a su red de centros. "Empezamos a tener problemas -dice su consejera delegada, Josefina Fernández-. Desde directores, a médicos, pasando por enfermeras, terapeutas o auxiliares". El grupo ha optado por crear en Vigo una sede de su universidad corporativa, ubicada en Barcelona. Será a partir del próximo año "para poder dar muchos más cursos". "El plan de carrera que tenemos para preparar nuestra bolsa de trabajadores -continúa- será uno de nuestros principales objetivos en 2018".