La plantilla de la fábrica que la aluminera estadounidense Alcoa tiene en A Coruña vive con "incertidumbre y preocupación" las semanas previas a una subasta de la interrumpibilidad -de los incentivos que reciben las empresas grandes consumidoras de energía a cambio de reducir o suspender su consumo cuando el sistema no logra atender la demanda- que determinará el futuro del negocio de la compañía pues la factura eléctrica supone alrededor de la mitad de los gastos de la aluminera. La subasta de este año -que se celebra entre los días 18 y 22 de diciembre y repartirá los incentivos de 2018- sólo tendrá una vigencia de cinco meses porque, según el Gobierno, el Ministerio de Energía está en plena elaboración de un sistema alternativo más "estable" que permita a las empresas españolas competir en igualdad de condiciones con las de otros países europeos.

Esta posible última subasta, y de transición hacia el nuevo modelo, preocupa a los trabajadores de la factoría de A Grela porque "empeora" respecto a las de los años anteriores en la mayoría de aspectos: posiblemente haya menos bloques de energía interrumpible a subastar, el precio de salida de los paquetes en liza baja y también la vigencia, lo que impide planificar la actividad a largo plazo.

Por estos motivos, la plantilla coruñesa de Alcoa habla de una "enorme inestabilidad" que amenaza el futuro de la factoría aluminera del polígono de A Grela, pero también de otras industrias españolas. "La subasta es la más dura de todas las convocadas, aunque sea transitoria, y puede poner en peligro muchas fábricas. Esperemos que no se repita la situación de 2014", señala el presidente del comité de empresa de Alcoa en A Coruña, Juan Carlos López Corbacho, en referencia al mal resultado obtenido por la aluminera ese año y que derivó en la presentación de un expediente de regulación de empleo (ERE) de extinción en las fábricas de A Grela y Avilés (Asturias). El cierre de las dos plantas supondría la destrucción de 400 empleos en cada una, un hecho que finalmente no se produjo porque el Gobierno realizó una subasta extraordinaria y Alcoa logró los incentivos necesarios para que su actividad fuese rentable.

A las quejas por el endurecimiento de las condiciones de la subasta -algo que se ha producido año tras año-, la plantilla coruñesa suma críticas por la "falta de planificación del Gobierno", que aboca a las empresas a planificar su actividad "a prisa y corriendo", en referencia a que la subasta se celebre en la penúltima semana del año.

"El proceso concluye el día de la Lotería de Navidad y ya es casi lo que nos faltaba, que subastasen los incentivos sacando unas bolas. Este sistema no te permite planificar con un poco de tiempo el trabajo de las fábricas e impide realizar inversiones a largo plazo", denuncia López Corbacho.

El representante de los trabajadores de Alcoa también carga contra el Gobierno por la "falta de información" sobre el nuevo modelo que pretende poner en marcha. "Tenemos la esperanza de que sea para mejorar lo que hay, pero no sabemos nada, y la fe también se acaba. Tendrían que contar algo de lo que pretenden hacer para generar un poco de tranquilidad. En 2014 se implantó este nuevo sistema de subastas y salimos trasquilados; no queremos que se repita", sentenció el portavoz de la plantilla coruñesa en declaraciones a este diario tras una reunión con la diputada de En Marea Yolanda Díaz.

El representante de los trabajadores de A Grela agradeció la predisposición de la política coruñesa para presentar proposiciones en el Congreso a favor de un sistema más "justo y estable" para empresas como Alcoa y lamentó la "inoperancia" del conselleiro de Economía, Emprego e Industria, Francisco Conde, "al que hace más de un año que pedimos una reunión y todavía no sabemos nada de él".