El exgobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, aseguró ayer que la crisis financiera se podría haber atajado antes con una mayor inyección de recursos públicos en el proceso de reconversión de los bancos, que se dilató en exceso en el tiempo. Además, atribuyó esta forma de actuar al miedo de disparar el déficit público y a la "delicada situación de las finanzas públicas", pero lamentó que la estrategia "multiplicó y dilató el trabajo de reestructuración".

El ex alto cargo del regulador bancario advirtió también de que en España todavía hay un riesgo "muy alto" de que se produzcan nuevas crisis bancarias, debido a que el incremento del capital que se exige a los bancos "ha sido mínimo", y abogó por elevar la aportación de los accionistas de los bancos con el fin de que los contribuyentes no paguen futuros rescates.

"Nos quedaríamos todos mucho más tranquilos", advirtió durante su comparecencia en la Comisión del Congreso que investiga el origen de la crisis financiera y el rescate bancario, y en la que la mayoría de los partidos le acusaron de no responder con responsabilidad ante la crisis financiera. Fernández Ordóñez, que fue gobernador del Banco de España de 2006 a 2011, aseveró que fue de los "pocos" que anticiparon en 2003 la burbuja inmobiliaria, aunque admitió que no supo ver la magnitud de la crisis económica y financiera posterior.

"Se hicieron mal muchas cosas y no se vieron muchas cosas que ahora vemos todos", puntualizó, al tiempo que advirtió de que la reconversión de las cajas de ahorros debería haberse realizado durante los periodos de expansión, ya que hubo doce años de "euforia" en la que "todos participaron". Sobre las preferentes, justificó que "la única obligación" de la institución era comprobar "si estaban computadas como recursos propios". A su juicio, la supervisión "deberían haberla hecho otros, los gestores".

Fernández Ordóñez apostó en su intervención por sustituir el actual sistema bancario por uno en el que los depósitos pasaran a estar en un Banco Central público y no depender de que la banca gane dinero para garantizar la estabilidad del sistema. "Por supuesto, [los bancos] podrían seguir realizando actividades del lado del activo, pero sin que sus problemas los tuviera que resolver el Estado, ya que los depósitos estarían totalmente seguros en el banco emisor", defendió.

En cuanto a la interacción con el Gobierno, negó haber recibido nunca "instrucciones políticas", aunque mencionó que el presidente de entonces, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, sí tenía una "obsesión" porque hubiera mujeres en la institución que dirigía. Añadió que "tampoco" recibió presiones por parte del PP, aunque hizo referencia a una "conversación" con el que fuera presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps. "Lo único, una conversación con el señor Camps, que quiero olvidar, para que no interviniéramos la CAM", dijo.

También se refirió a la fusión de las cajas y señaló que supusieron un "enorme problema" las entidades radicadas en la Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Galicia, Cataluña y Castilla y León. También opinó que el PP perjudicó a la economía al criticar la gestión de la etapa de Zapatero.