Junto con una bicicleta de montaña de 1.500 euros o un iPhone 7 a 470, en la plataforma de compraventas Wallapop ayer era posible hacerse por 20 euros con un escape de Vespa a la que, a pesar de su dudosa apariencia, solo "hay que soldarle bien el codo"; un muñeco de Olaf, el popular personaje de Frozen, "que funciona perfectamente y canta la canción de la película", a razón de 55 euros; o con un pack de cinco calzoncillos, se supone que nuevos, por 20 euros. Entre unos y otros productos no hay distinción frente a Hacienda: si logran venderse, son operaciones comerciales. Al igual que ocurre con el mercado de coches de segunda mano o la vivienda usada, la Dirección General de Tributos entiende que los adquirientes están obligados a pagar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP), o lo que es lo mismo, desembolsar un 4% de su valor para las arcas del Fisco. Lo de vaciar la casa de cosas tampoco le saldrá gratis al antiguo dueño si gana dinero. Si el precio final es superior a lo que le costó. En ese caso, no le queda otro remedio que incluir la plusvalía en su IRPF. Así lo confirma una reciente consulta vinculante al organismo dependiente del Ministerio de Hacienda y el propio ministro, Cristóbal Montoro.

A diferencia de los vendedores profesionales, sujetos al IVA, "la venta de objetos usados" que realizan "los particulares" representa una "transmisión gravada" por el ITP en su modalidad de Transmisiones Patrimoniales Onerosas. "Debiéndose liquidar por el adquiriente, en base real de los bienes y en función del tipo de gravamen que corresponda a la clase de bien que se transmite", señala Tributos, que recuerda que el tipo para los llamados bienes muebles es actualmente del 4%. El veredicto sale tras la consulta de un particular "que desea vender a través de una página web objetos y enseres personales y familiares de segunda mano".

"Lo que se está haciendo es interpretar la legislación vigente, que siempre ha previsto esta opción", apuntaba ayer Montoro. El ministro defiende que la repercusión del ITP en estos mercados virtuales para objetos usados no supone ninguna novedad legal. "El comercio online no puede ser diferente de lo que han sido las transacciones comerciales normales", insiste. Se trata de una "clarificación".

A eso mismo se agarra la Consellería de Facenda. El ITP es un impuesto cedido a las comunidades. Preguntado por si esto está ya sucediendo o está previsto requerir a las plataformas de estas características -Wallapop, eBay o Vibbo son las más conocidas- el balance de operaciones para forzar el pago, Facenda reitera que las ventas entre particulares "están gravadas por el ITP". ¿Qué dimensiones tiene todo esto? Como ejemplo vale el balance que Vibbo hizo en 2015: más de 1.000 millones de euros en ventas.