¿Recuerdan el famoso plus de resistencia al que tanto el bipartito de PSdeG y BNG como el PP a su regreso a la Xunta se aferraron para defender la supuesta mayor capacidad de la región para aguantar la crisis? No fue para tanto. Entre 2009 y 2013, el Producto Interior Bruto (PIB) autonómico se desplomó un 7,3%, mientras que el conjunto del país retrocedió un 7,8%. Es cierto que a las puertas de la crisis, en 2008, Galicia todavía logró crecer a un ritmo ligeramente superior al 2%, frente al 1,1% de la economía estatal, pero también es verdad que su 0,7% de avance en 2014 se quedó muy lejos del 1,4% registrado en toda España. Esa diferente evolución de la actividad se traslada a lo ocurrido en el mercado laboral. "El impacto de la crisis sobre el empleo ha sido muy desigual entre regiones", indica el último informe de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Científicas (Ivie) sobre la respuesta de las comunidades a la doble recesión. Galicia no está entre los territorios más fuertes y se sitúa a la cola en la recuperación de los puestos de trabajo destruidos. Hoy hay 142.900 menos que en 2007. En el caso concreto de los ocupados de entre 25 y 34 años, destinados a garantizar el relevo generacional, la caída alcanza el 42%.

La habilidad de un territorio para resistir los efectos de una recesión permite, como subrayan los expertos, "mantener una trayectoria de crecimiento a largo plazo y también reaccionar y hacer frente al impacto de una crisis". Si puede adaptar "su estructura económica, social e institucional", estará en mejores condiciones de aprovechar la recuperación. De ahí que la composición del tejido productivo sea un elemento fundamental. Un escudo y un acelerador. A mayor diversificación, menos exposición a los envites de una crisis. "En cambio, las regiones más especializadas tendrían menos opciones de recuperación -añaden los autores-, al contar solamente con uno o unos pocos sectores que puedan actuar como motor de la economía de la región".

España marcó su máximo de ocupación en el tercer trimestre de 2007, unos 20,7 millones de personas trabajando. El mínimo, 16,9 millones, llegó entre enero y marzo de 2014. Una caída del 18,3%. Los menores descensos se dieron en Navarra (12,1%), La Rioja (14,3%), País Vasco (14,8%) y Madrid (16,4). Los más acusados fueron los de Baleares (22,7%), Comunidad Valenciana (21,8%) y Aragón (21%).

Galicia es una de las comunidades autónomas que salta por encima de la media. El sexto mayor descenso. El número de ocupados bajó en 232.600, un 19,1%, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Ya en la etapa de vuelta al crecimiento, solo hay una autonomía con un claro sobresaliente. La recuperación del empleo en Baleares duplica la media nacional, "debido fundamentalmente a su especialización en un sector como el turismo, que ha experimentado un gran crecimiento en los últimos años". Por eso también en los primeros lugares aparecen igualmente otros grandes destinos para los viajeros que vienen a España: Andalucía y Canarias.

En cambio, Galicia está casi un 39% por debajo de la media estatal, un porcentaje que solo empeora País Vasco (44,6%). A las dos le acompañan Cantabria (34,3%) y Navarra (32,2%). Entre ellas están algunas de las que mejor resistieron la crisis. El turismo vuelve a explicar en parte su situación. Son lugares menos visitados y, por tanto, menos beneficiados por el tirón de récord del sector; a lo que se suma la estructura productiva, "más industriales y menos especializadas en la construcción en la fase precrisis".

Gracias a su despegue, Baleares es la única autonomía que está en niveles de ocupación superiores a los de la etapa de bonanza. Trabaja un 8,2% más de población que entonces. Le siguen Canarias, con una diferencia del 3,5% aún por debajo del empleo del tercer trimestre de 2007; Navarra, con un 5,8% menos; un 6,6% en Madrid; y un 7,8% en Cataluña. En el conjunto del Estado queda pendiente por recuperar el 8,2% de los puestos de trabajo para equiparse al mejor dato histórico.

La otra cara está en Extremadura y Galicia. Ambas rozan un 12% en la variación de los ocupados respecto al máximo del mercado laboral. Por su parte, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Asturias se mueven alrededor del 10%.

En Galicia, por tanto, todavía no se recuperaron 143.000 ocupados. La recesión laboral se ceba con los más jóvenes. Hay 19.200 trabajadores menos de 16 a 19 años; 43.700 de diferencia en los de 20 a 24 años; y 143.100, un 42% de descenso, en el caso de la franja de los 24 a los 35 años. A la todavía lenta recuperación se une el grave problema del envejecimiento: los trabajadores de 45 a 54 aumentan un 7% (son 302.300) y los de 55 y más años se disparan en la última década un 28%, hasta los 196.500.