-¿Los acuerdos de reducción de emisiones de la cumbre de París son muy exigentes?

-Sí, son exigentes, pero encajan. Fíjese en el caso de Alemania, donde el 40% de su electricidad viene del carbón. Nosotros no estamos hablando de aumentar carbón y disminuir nuclear, como han hecho en Alemania. Decimos: mantengamos las dos cosas tal y como están porque en la senda que llevamos de cumplimiento de las emisiones estamos haciéndolo razonablemente bien. Si nos funciona y nos está generando una electricidad a un precio más razonable que si tuviésemos otra opción, mantengamos este mix. Y todo el incremento de generación lo estamos haciendo con renovables. Este año hemos sacado a subasta 8.000 megavatios. Es lo que le decía yo a la Comisión Europea cuando hablábamos de estas cosas. Si cumplimos con nuestros objetivos de CO2, ¿por qué vamos a quitar el carbón? Otra cuestión es que entrásemos en el debate de que es imposible, con el carbón, cumplir los objetivos de CO2; pero esa situación, hoy en día, y en el horizonte previsible, no es así.

-¿Por eso España no se suma a los países que fijan 2030 como fecha del fin de la quema de carbón?

-¿Por qué vamos a poner un horizonte? Nadie ha fijado un objetivo vinculante en la eliminación de carbón, salvo Bélgica y Reino Unido, y Alemania, el otro día, no lo aceptó en la cumbre de Bonn. Otros tienen unas propuestas muy declarativas? y Francia porque tiene menos del 1% de producción con carbón. Pero a cambio de eso, han reducido su propuesta de reducción nuclear. No hay ningún país en el mundo que elimine simultáneamente la nuclear y el carbón, mientras que aquí veo demasiadas propuestas políticas de eliminar las dos a la vez y eso supondría subidas del 40% en los precios.