El presidente de la Confederación de Empresarios de A Coruña (CEC), Antonio Fontenla, calificó ayer de "urgente" que la patronal gallega aborde la reforma de sus estatutos. Tras aplazarse la asamblea para tratar esta cuestión, Fontenla defendió que es "preferible" hacer una reforma "aunque no sea tan intensa", pero "arreglar este tema".

El presidente de los empresarios coruñeses recordó que los estatutos vigentes son de principios de los años ochenta. Además, ante la situación actual sin un acuerdo a este respecto, se mostró "muy preocupado por la situación de la CEG", en alusión a las discrepancias internas en la patronal gallega. Pese a ello, consideró necesario elaborar unos estatutos "que permitan abordar los próximos 40 años". "La intención era hacerlo dentro de este año", admitió, sobre una cuestión que sigue aplazada.

Reunión a cuatro en Santiago

Los líderes de las cuatro agrupaciones provinciales (Jorge Cebreiros, de Pontevedra; Fontenla, de A Coruña; el ourensano José Manuel Pérez Canal y Jaime López, de Lugo) se reunieron ayer en Santiago con una propuesta sobre la mesa: la de disponer de un "tiempo de reflexión" para repensar los cambios en el documento y recibir "aportaciones" de las asociaciones integradas en la CEG. La organización destacó que "sus órganos de gobierno continúan trabajando en un documento de consenso".

La propuesta lanzada hasta ahora, elaborada por López -que ocupa también la secretaría general-, recibió el rechazo frontal de Pontevedra, Ourense y las sectoriales, e incluye una pérdida de representación de estas últimas y una presidencia rotatoria que ocuparía Fontenla durante el primer año. Cebreiros avanzó que la posición de la patronal pontevedresa sobre la propuesta "no va a cambiar", y reclamó la convocatoria "en tiempo y forma" de los órganos colegiados. "No se puede saltar la obligación de convocar la junta directiva", dijo.

Antón Arias se comprometió, a su llegada a la presidencia de la CEG, a poner su cargo "a disposición" cuando lograra dos hitos: la estabilidad económica y la reforma estatutaria. El primero corría prisa para evitar la quiebra y lo solventó con una hipoteca de 1,2 millones sobre la sede; el segundo lo trazó como una cuestión a resolver durante su legislatura, que comenzó espadas en alto y con la espantada de la patronal de Pontevedra.